23 Jun 2009 - Los países
balleneros, en especial Japón, camuflan
la captura de grandes ballenas bajo el disfraz
de caza científica. La
excusa de estudiar mejor los hábitos
de las especies ha terminado con la vida de
casi 20.000 ejemplares. Muchos de ellos son
especies amenazadas, como el cachalote, el
rorcual aliblanco o el rorcual norteño,
este último en peligro de extinción.
Hoy en día los métodos
científicos para el estudio de los
cetáceos se basan en otras técnicas,
como la biopsia de tejidos, que aporta muchos
más datos a los investigadores, sin
necesidad de sacrificar al animal.
Por otra parte, los informes
que tratan de respaldar el argumento de que
las ballenas devastan los mares, alimentándose
de grandes cantidades de pescado apto para
el consumo humano, no son aceptados actualmente
por ninguna publicación científica
internacional. La Unión Mundial para
la Naturaleza (UICN) adoptó el pasado
año una resolución que evidenciaba
el hecho que las ballenas no tienen nada que
ver en el declive actual de los bancos de
pesca.
La realidad de esta situación
insostenible es que Japón encubre la
captura comercial bajo el pretexto del estudio,
para poder burlar así la moratoria
oficial a la caza de ballenas de 1986. Este
asunto es uno de los que se abordan hoy en
la Comisión Ballenera Internacional
que está teniendo lugar en Madeira
(Portugal).
WWF alerta de que más
del 80% de los delfines carece de protección
Mientras las grandes ballenas
acaparan la atención del mundo, sus
hermanas pequeñas se están muriendo
a un ritmo insostenible. Según un nuevo
informe de WWF, los pequeños cetáceos
desaparecen de océanos y ríos,
víctimas de la caza desmedida, la contaminación
y la pérdida de sus hábitats.
La organización pide que se le dedique
a estas pequeñas especies la misma
atención que a las grandes, antes de
que sea demasiado tarde.
En el mundo mueren al año
más de 300.000 pequeños cetáceos
atrapados accidentalmente en redes de pesca.
Y esta es sólo una de las múltiples
causas que les están llevando a la
extinción. Small cetaceans: The forgotten
whales (Pequeños cetáceos: Las
ballenas olvidadas), el estudio hecho público
hoy por WWF, revela que la falta de normas
de conservación adecuadas están
empujando a los pequeños cetáceos
– marsopas, delfines y pequeñas ballenas
– hacia una muerte segura.
La doctora Susan Lieberman,
Directora del Programa de Especies de WWF
Internacional, lo explica así: “Aunque
las grandes ballenas no se encuentran, bajo
ningún concepto, fuera de peligro,
la situación es igual de crítica,
o incluso peor, para estas especies más
pequeñas y, al parecer, olvidadas”.
Mientras que las grandes
ballenas se hallan, hasta un cierto grado,
protegidas por la moratoria de la caza comercial,
establecida en 1986, la captura de pequeños
cetáceos continúa imparable
alrededor del planeta, sin gestión
ni control por parte de la comunidad internacional.
Por ejemplo, la caza de
16.000 marsopas de Dall cada año en
las aguas costeras de Japón está
considerada insostenible. Y, aun así,
varias de las naciones defensoras de la caza
de ballenas presentes en la reunión
de la Comisión Ballenera Internacional
(CBI) se niegan a discutir la conservación
de los pequeños cetáceos.
“Ya es hora de que los miembros
de la CBI asuman la responsabilidad de la
conservación futura de todas las ballenas,
grandes y pequeñas. El mundo no puede
ignorar a las pequeñas ballenas de
la Tierra hasta que sea demasiado tarde”,
comenta la doctora Lieberman.
No existen datos
Una desventaja significativa
a la que se enfrentan los pequeños
cetáceos, en comparación con
los grandes, es una falta acuciante de datos
sobre su número y hábitos. 40
de las 69 especies de pequeños cetáceos
(un 58%) están clasificados por la
UICN dentro de la categoría de “Información
insuficiente”, lo que significa que no existen
suficientes datos científicos como
para determinar el grado de amenaza de cada
especie.
“No se puede asumir que
el término ‘Información insuficiente’
signifique que la especie está fuera
de peligro – al contrario, esto nos indica
que los mejores científicos del mundo,
simplemente, no saben nada”, explica el informe.
Según la Lista Roja
de la UICN, la tendencia creciente o decreciente
de las diversas poblaciones de pequeños
cetáceos se desconocen en 60 de las
69 especies. Las 9 especies restantes están
en serio declive.
Las grandes ballenas gozan
de mayor protección internacional.
Casi todas las especies disfrutan del mayor
nivel de amparo otorgado por CITES – la convención
de conservación que regula el comercio
internacional de especies salvajes protegidas
– comparado con tan sólo el 17% de
las especies de delfines y marsopas.
Así mismo, la Convención
de Especies Migratorias (CMS) protege el 87%
de las especies de grandes ballenas, pero
menos de la mitad de las especies de pequeños
cetáceos.
Los pequeños cetáceos
cumplen un papel clave en su entorno, estabilizando
y asegurando un ecosistema productivo. Son,
además, parte de una fructífera
industria de avistamiento de cetáceos
en las costas de todo el mundo, un negocio
que genera más de mil millones de euros
cada año.
El informe advierte: “Si
los pequeños cetáceos no son
una cuestión central en las negociaciones
sobre la caza de ballenas, es posible que
los éxitos de conservación que
conseguimos resulten, simplemente, un intercambio
de problemas, de los grandes cetáceos,
a los pequeños”.