El presidente Rodríguez
Zapatero debe tener en cuenta este fenómeno
en las negociaciones de la cumbre climática
de Copenhague - 24
agosto 2009 - España — Los científicos
a bordo del barco de Greenpeace Arctic Sunrise,
que se encuentra en Groenlandia, han constatado
que la velocidad de deshielo de algunos de
los glaciares del sudeste y oeste de la isla
(1) aumenta a un ritmo sin precedentes hasta
la fecha.
La expedición de
Greenpeace en el Ártico está
monitorizando algunos de estos glaciares,
entre los que se encuentra el de Helheim,
cuya parte frontal se sitúa en el fiordo
de Sermilikad y que es responsable de la estabilidad
del 6% del manto polar ártico.
La velocidad de deshielo es apreciable a simple
vista en cuestión de días y
mientras que la mayoría de glaciares
avanza hacia el mar a razón de unos
50 metros al año, el de Helheim lo
hace a una velocidad de 30 metros diarios.
El equipo de glaciólogos
que se encuentra en el buque de Greenpeace,
encabezado por el doctor Gordon Hamilton de
la Universidad de Maine, baraja diferentes
causas que pueden estar contribuyendo a este
fenómeno además del aumento
de las temperaturas, una de ellas es la presencia
de aguas cálidas subtropicales que
recientemente se ha detectado en el fiordo
de Sermilikad.
Para Greenpeace estos datos
son más que preocupantes porque la
estabilidad del manto polar ártico
depende en gran medida de la conservación
de los glaciares. Además, la organización
recuerda que el fenómeno de aceleración
del derretimiento del hielo Ártico
no se encuentra recogido en el cuarto informe
del IPCC sobre cambio climático por
lo que advierte que las predicciones de aumento
del nivel del mar del IPCC podrían
quedarse cortas.
“Para evitar que las temperaturas
aumenten más de dos grados y pongamos
en riesgo el deshielo del Ártico, hay
que reducir un 40% las emisiones de los países
desarrollados” ha declarado Aida Vila, responsable
de la campaña de Cambio Climático
y Energía de Greenpeace que ha formado
parte de la expedición.
La participación
española en la expedición que
Greenpeace realiza este verano en el Ártico
ha terminado con una llamada de atención
a los líderes políticos mundiales,
para que no desaprovechen la oportunidad de
detener el cambio climático a tiempo:
la cumbre climática de Copenhague.
“La crisis climática exige acción
urgente y los líderes políticos
mundiales, incluido Rodríguez Zapatero,
deben estar a la altura, no pueden permitirse
pasar al a historia como la generación
de mandatarios que podía haber frenado
el cambio climático pero no supo hacerlo”
ha concluido Vila.
Por su lado, Hugo Morán,
parlamentario y portavoz del Grupo Socialista
en la Comisión de Medio Ambiente en
el Congreso, que ha participado en la expedición,
ha resaltado los efectos transversales del
cambio climático, que él define
como una “crisis global” y ha asegurado que
“no tomar una decisión contundente
en cuanto a reducción de emisiones
en Copenhague significaría una auténtica
catástrofe en términos económicos
para sectores clave en la economía
española que ya están notando
los impactos del cambio climático como
el turismo o el sector agroalimentario”.
Nota:
(1) El hielo del Ártico,
a diferencia del de la Antártida que
no tiene soporte continental, se ubica tanto
en el mar como en tierra. La mayor parte de
hielo ártico terrestre es la que se
conoce como el manto polar ártico que
está apuntalado por varios glaciares
que desembocan al mar. Además de este
hielo continental o terrestre, el Ártico
tiene otras superficies heladas, directamente
colocadas en el mar. El deshielo de las plataformas
heladas marinas -que es el que mayor riesgo
tiene de desaparecer durante el verano si
sigue el calentamiento global (los científicos
predicen que hacia 2030)- no contribuye al
aumento del nivel del mar de manera directa
pero el deshielo del hielo polar terrestre
o el desprendimiento de icebergs del glaciar
al mar si que aumentan el nivel del mar directamente.
+Más
Faltan 100 días para
la Cumbre del Clima de Copenhague
100 esculturas de hielo
en el Templo de la Tierra de Pekín
simbolizan la amenaza del cambio climático
- 28 agosto 2009 - Pekin, España —
Greenpeace recuerda que ha comenzado la cuenta
atrás para la cumbre del clima de Naciones
Unidas. Dentro de 100 días finalizarán
en Copenhaque las negociaciones para alcanzar
un acuerdo que frene los efectos irreversibles
del cambio climático. Los gobiernos
tienen de plazo hasta diciembre para llegar
a un nuevo tratado para salvar el clima.
La organización ecologista
ha colocado esculturas de hielo de 100 niños
en el Templo de la Tierra en Pekín
para simbolizar la desaparición en
el futuro de más de 1.000 millones
de personas en Asia que están amenazadas
por la escasez de agua provocada por el cambio
climático. [1]. Las esculturas realizadas
con las aguas del deshielo del Yangtze, y
de los ríos Ganges y Amarillo representan
el inicio de la cuenta atrás. Está
acción simbólica se une a otras
que se están realizando por todo el
mundo, como en Nueva Delhi, donde se ha instalado
también una escultura de hielo con
el número 100 sobre un mapamundi.
El Templo de la Tierra era
el sitio donde los emperadores chinos rezaban
por el bienestar de la Tierra y de las buenas
cosechas. "Queremos poner de relieve
el peligro al que se enfrenta nuestro planeta.
La desaparición de los glaciares del
Himalaya amenaza el abastecimiento de agua
fresca de la quinta parte de la población
mundial, que vive en sus cuencas. Si los líderes
mundiales no se ponen de acuerdo para evitar
que el cambio climático esté
fuera de control, los niños crecerán
en una lucha constante para garantizar el
acceso seguro al agua potable", ha denunciado
desde Pekín Yang Ailun, responsable
de la campaña de Cambio Climático
y Energía de Greenpeace China.
"Los impactos del cambio
climático son una amenaza real”, ha
asegurado Vinuta Gopal responsable de la campaña
de Cambio Climático de Greenpeace India.
"Si el mundo industrializado no apoya
a los países en desarrollo a adaptarse
y mitigar el cambio climático, entonces
ese equilibrio no se sostiene, y vamos a sufrir
una colapso ambiental."
Las últimas investigaciones
científicas demuestran que las emisiones
globales de gases de efecto invernadero deben
empezar a disminuir en 2015, con el fin de
mantener el aumento de la temperatura global
por debajo de 2ºC. Greenpeace insta a
los países desarrollados, como grupo,
a llegar a un acuerdo para reducir las emisiones
en un 40% por debajo de los niveles de 11000
para el año 2020. Los países
en desarrollo deben reducir sus emisiones
proyectadas de crecimiento en un 15-30% en
2020. Para apoyar estos recortes, la financiación
necesaria de los países desarrollados
debe ser de 110.000 millones de euros al año.
"Con sólo 100
días para la Cumbre del Clima en Copenhague,
los líderes de todo el mundo, incluido
el presidente Rodríguez Zapatero, deben
asumir la responsabilidad personal para evitar
el caos climático y detener la mayor
amenaza de la humanidad", ha añadido
Raquel Montón, responsable de la Campaña
de Cambio climático y Energía
de Greenpeace España.
Nota:
[1] Los glaciares en la región del
Gran Himalaya (incluida la meseta Qinghai-Tíbet)
proporcionan 8,6 millones de metros cúbicos
de agua dulce cada año al continente.
Aquí nacen los ríos Amarillo,
Yangtse, Ganges, Brahmaputra, Mekong, Salween,
y los ríos Indus. Como resultado del
cambio climático, los glaciares del
Himalaya están disminuyendo más
rápido que los glaciares de cualquier
otra parte del mundo. El Informe de Evaluación
del IPCC (Panel Intergubernamental sobre el
Cambio Climático) indica que si el
mundo continúa calentándose
al ritmo actual el 80% de los glaciares del
Himalaya desaparecerán en 30 años.
+ Más
Se reanuda el juicio contra
los activistas de Greenpeace por la acción
de Garoña
31 agosto 2009 - Madrid,
España — Mañana, 1 de septiembre
a las 9:30 de la mañana en los Juzgados
de Villarcayo (Burgos), 29 activistas de Greenpeace
serán juzgados por realizar una protesta
pacífica en la central de Garoña
el pasado 20 de noviembre.
Con ella exigieron al Gobierno
socialista el cumplimiento de su compromiso
de cierre de las centrales nucleares y el
cierre inmediato de la instalación.
En la madrugada de aquel día, 60 activistas
lograron instalar un contenedor de resistencia
en la entrada principal de la central.
La acción de protesta
pacífica de Greenpeace se enmarcaba,
además, dentro de la campaña
Yo soy antinuclear (www.yosoyantinuclear.org)
y tenía como objetivo recordar a la
opinión pública el compromiso
electoral del PSOE de “sustituir de forma
gradual la energía nuclear en España
por energías seguras, limpias, y menos
costosas, cerrando las centrales nucleares
(…) potenciando el ahorro y la eficiencia
energética y las energías renovables,
la generación distribuida y las redes
de transporte y distribución local”.
Esta vista supone la reanudación
del juicio contra los activistas, que había
sido suspendido el pasado 3 de febrero por
decisión del juez, que alegó
que no se habían citado a algunos testigos
pertenecientes a los Cuerpos de Seguridad
del Estado que intervinieron en el operativo
que puso fin a la protesta pacífica.
Greenpeace recuerda que
la central nuclear de Garoña sigue
siendo una instalación vieja, deteriorada
y peligrosa, cuyo funcionamiento pone en riesgo
la salud pública y el medio ambiente,
y que debería cerrarse de forma inmediata.
En ese sentido, Greenpeace
lamenta la decisión del presidente
del Gobierno, José Luis Rodríguez
Zapatero, adoptada el pasado mes de julio,
de mantener en funcionamiento cuatro años
más esta central. Greenpeace considera
que con esa decisión el Gobierno socialista
incumplió de forma clara su compromiso
electoral, “programático y de investidura”
de abandonar la energía nuclear, y
dio un gran paso atrás en la consecución
de un modelo energético sostenible,
basado al 100% en las energías renovables
y en la eficiencia energética.
“Es una irresponsabilidad mantener en funcionamiento
una central nuclear vieja y peligrosa como
Garoña, cuando ésta es perfectamente
prescindible desde el punto de vista energético”,
ha declarado Mario Rodríguez, director
de campañas de Greenpeace.
De hecho, el Ejecutivo ha
reconocido que el cierre de Garoña
no supondría ningún problema
en el suministro de electricidad. Su contribución
energética es muy escasa (el 1,4% del
total, en 2008) y está sobradamente
compensada por la aportación de las
energías renovables (éstas aportaron
en 2007 un 23% del total de la electricidad
generada). España exportó en
2008 una cantidad de electricidad equivalente
a la producida por tres centrales nucleares
como la de Garoña.