10 Sep 2009 - La comunicación
de la Comisión Europea sobre financiación
climática, publicada hoy, ha perdido
la oportunidad de solventar uno de los principales
obstáculos para alcanzar un acuerdo
de la ONU en Copenhague. Europa coincide con
WWF en que es necesaria una financiación
pública mundial de más de 100.000
millones de euros para la adaptación
de los países en desarrollo a los efectos
del cambio climático.
Sin embargo, difieren en la contribución
de Europa: mientras la ONG considera imprescindible
una contribución de 35.000 millones,
la Comisión sólo prevé
aportar entre 2.000 y 15.000 millones de euros.
WWF estima una necesidad de financiación
pública mundial para los países
en desarrollo de 110.000 millones anuales
de euros en el periodo 2013-2017, respecto
a la cual la contribución europea representaría
35.000 millones. A pesar de afirmar que es
necesaria una financiación de aproximadamente
100.000 millones de euros en 2020, la Comisión
planea que la Unión Europea únicamente
pague 2.000 millones -cantidad excesivamente
pequeña- o hasta un máximo de
15.000 millones de euros.
Los países en desarrollo
tendrán que realizar gran parte del
esfuerzo de reducción de emisiones,
cubriendo la mayoría de la cantidad
restante mediante capital privado. Europa
no ha logrado alcanzar estas reducciones,
a pesar de ser considerados esfuerzos de bajo
coste.
Mediante una proeza financiera,
la diferencia entre el precio de un crédito
de compensación y el coste de producirlo
–beneficio para los promotores– se asume que
se recupere totalmente y reinvierta en reducción
de emisiones por los países en desarrollo,
reduciendo así la cantidad de financiación
europea necesaria.
“Europa no ha encontrado
la forma de asegurar que los Estados Miembros
utilicen los ingresos de sus propios regímenes
de comercio de emisiones para inversiones
en energías limpias. Por lo tanto parece
bastante ilusorio asumir que los países
en desarrollo vayan a conseguir realizar mucho
más de lo que nosotros hemos hecho
y beneficiarnos de sus acciones,” afirma Jason
Anderson, responsable de política climática
europea de WWF.
Sin embargo, la Comisión
ha dejado la puerta abierta a algunas buenas
ideas, tales como recaudar fondos de los sectores
de la aviación y marítimo. También
ha prometido publicar en 2011 una estrategia
europea a largo plazo que complemente el objetivo
de los países en desarrollo de describir
cómo planean utilizar la asistencia
financiera. Desgraciadamente, Europa no apoya
la opción de subastar derechos de emisión
a países, tal y como propuso Noruega,
y que es una de las mejores formas de recaudar
fondos que no dependen de promesas poco fiables.
Avanzar en el ámbito
de la financiación climática
es crucial dentro de las negociaciones internacionales
que desemboquen a finales de año en
Copenhague, ofreciendo una oportunidad de
crear claridad e inercia. Se espera que las
asunciones optimistas a favor de Europa no
sean vistas por otros como una falta de voluntad
de responder a sus obligaciones.
Según Mar Asunción,
responsable de Cambio Climático de
WWF España: “Aunque apoyamos la iniciativa
de la UE de presentar números concretos
e intentar explicar su aplicación,
la metodología utilizada falla y las
cantidades son totalmente insuficientes”.
Y concluye: “WWF espera un liderazgo europeo
mucho más contundente, si realmente
pretende alcanzar un acuerdo en Copenhague”.
+ Más
Según WWF, Montreal
debe ser el modelo a seguir para el nuevo
acuerdo del clima
15 Sep 2009 - Con motivo
del Día Mundial para la Conservación
de la Capa de Ozono (16 de septiembre), WWF
hace un llamamiento para que la comunidad
internacional alcance un acuerdo firme sobre
cambio climático en Copenhague igual
de eficaz que el acordado en Montreal hace
22 años. La organización afirma
que sólo con un tratado inspirado en
los principios que permitieron la adopción
de un Tratado sobre la Capa de Ozono se puede
solucionar la amenaza del cambio climático.
Siendo estos principios, la ambición
en los objetivos, la urgencia y eficacia en
su logro, y la financiación adecuada
para ejecutarlos por parte de los países
en vías de desarrollo.
WWF recuerda en el Día
Mundial de la capa de ozono que, gracias a
la acción decidida de la comunidad
internacional que culminó hace 22 años
en el Protocolo de Montreal sobre la Capa
de Ozono, hoy es posible vislumbrar una solución
al problema de su destrucción. Hay
que recordar que la capa de ozono protege
a los seres vivos de los rayos ultravioletas
solares dañinos (UV-B) y que su paulatina
destrucción ha significado, por ejemplo,
el incremento de los cánceres de piel
y de las cataratas en los seres humanos.
Pero el trabajo conjunto
puesto en marcha por el Protocolo de Montreal
(189 países lo han ratificado) ha dado
sus frutos y actualmente puede verse como
un símbolo de la cooperación
internacional ante un riesgo planetario. Gracias
a este consenso, se ha disminuido un 99,5%
el consumo mundial de compuestos de cloro
y bromo que agotan la capa de ozono. También
se ha logrado que el nivel de estos compuestos
químicos empiece a decrecer en la parte
baja de la atmósfera (troposfera) y
ahora también en la estratosfera (donde
se encuentra la capa de ozono).
Según la última
evaluación científica publicada
por la Organización Meteorológica
Mundial y por el Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la
capa de ozono en las latitudes medias -donde
se encuentra España- debería
haberse recuperado para 2049. Sin embargo,
para las latitudes altas -donde se encuentra
el agujero de la capa de ozono de la Antártida-
habrá que esperar hasta 2065.
WWF quiere resaltar que
lo que ha hecho del Protocolo de Montreal
un éxito sin precedentes en cooperación
ambiental internacional debería tomarse
como ejemplo para las negociaciones del Protocolo
de Copenhague. Estas son sus principales características:
- Objetivos ambiciosos que
estén acordes con los datos científicos,
revisables ante nuevas evidencias.
- Objetivos a medio y largo
plazo para todos los grupos de países
diferenciados según su capacidad económica.
- Un sistema de financiación
efectivo para facilitar proyectos en los países
en vías de desarrollo, transferencia
de tecnología y financiación
de un desarrollo.
- Un sistema de verificación
y sanciones que permita un control del cumplimiento
de los objetivos.
- Una participación
activa por parte de todos los principales
actores internacionales, incluido EEUU.
Por otra parte, WWF recuerda
que no todo son buenas noticias: según
un informe del PNUMA, el uso cada vez mayor
de determinados sustitutos para los CFC (clorofluorocarbonos),
como son los HFC (hidrofluorocarbonos, que
se utilizan principalmente en aparatos de
aire acondicionado (AC) residenciales o de
vehículos, para espumas y en refrigeradores),
podría agravar de forma significativa
el calentamiento del planeta, ya que tienen
un potencial de calentamiento global más
de mil veces superior al CO2.
WWF hace un llamamiento
a la industria para que se utilicen los sustitutos
existentes que no destruyen la capa de ozono
y que no contribuyen al calentamiento global.
También exige a los Gobiernos de la
Unión Europea y, en especial, a España,
que lideren en la cumbre de Copenhague las
negociaciones para llegar a un acuerdo que
sea ambicioso, eficaz y equitativo.
Según Heikki Willstedt
de WWF España: “el trabajo hecho por
todos los países y el éxito
obtenido en el marco del Protocolo de Montreal
tiene que ser un modelo a seguir para el acuerdo
sobre cambio climático que tiene que
salir de la cumbre de Copenhague en diciembre.
Pero si los objetivos no son lo suficientemente
ambiciosos, no hay un sistema eficaz de financiación
para los países en vías de desarrollo,
y no se consigue implicar a las principales
economías mundiales, no llegaremos
a tiempo para solucionar el problema del calentamiento
global”.