Greenpeace afirma que los
países ricos no tienen ninguna excusa
para no reducir sus emisiones - 07 octubre
2009 - España — La Agencia Internacional
de la Energía (AIE) confirma lo que
ya sabíamos: que la inversión
futura en energías limpias resultará
más barata que las tendencia
actual que sigue apostando por los combustibles
fósiles. Cada día perdido significará
un importante aumento de los costes. Además,
confirma que China ya está en el camino
para llegar a ser un líder en este
sentido.
La valoración de
la AIE confirma el problema al que nos enfrentamos
los actuales objetivos de reducción
de emisiones de los países industrializados
no son suficientes para alcanzar los objetivos
de eficiencia energética y de desarrollo
de las renovables, al nivel al que son necesarios
para combatir un cambio climático catastrófico.
Greenpeace confía
en que los países industrializados
estudien en profundidad este análisis
y se den cuenta de que no tienen ninguna excusa
para alcanzar unos objetivos de reducción
de emisiones ambiciosos, algo que es más
fácil para ellos ahora de lo que pensaban
hace unos años.
Aunque hará falta
financiación adicional, tanto en los
países industrializados como en los
países en desarrollo, los beneficios
compensarán los costes en forma de
ahorro en la factura energética y en
gastos sanitarios.
Parece que la Agencia Internacional
de la Energía haya echado un vistazo
al informe de Greenpeace “Revolución
Energética” y haya ajustado el suyo
en función de éste. El escenario
de Greenpeace muestra que la eficiencia energética
jugará, con mucho, el papel más
importante en solucionar el cambio climático,
por encima de cualquier otra tecnología,
y en lugar de perder millones de puestos de
trabajo siguiendo con el modelo de desarrollo
actual, se ganarían millones de ellos
en todo el mundo con una economía verde,
baja en emisiones de carbono.
Cada vez que la AIE publica
un escenario sobre el clima, reducen el papel
de los combustibles fósiles (incluyendo
la captura y almacenamiento de carbono (CAC))
y la energía nuclear. Todavía
tienen parte del camino por recorrer, el escenario
de Greenpeace muestra como se pueden alcanzar
los mismos niveles de reducción de
emisiones diez años más rápido.
Más información
en: http://www.greenpeace.org/espana/campaigns/energ-a/revoluci-n-energetica/revoluci-n-energetica
Informe Renovables 100%:
http://www.greenpeace.org/espana/r-evoluci-n-renovable/informaci-n/informes/informes-renovables-100
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El carbón de Svalbard
tiene como destino Portugal
03 octubre 2009 - España
— El destino del buque Pasha, que pretende
cargar carbón que Greenpeace bloquea
en Svalbard, es el puerto portugués
de Sines, según ha podido conocer la
organización ecologista. Svalvard es
una isla noruega ubicada dentro del círculo
polar Artico.
Desde primeras horas de la mañana de
hoy, activistas de Greenpeace están
bloqueando la carga del Pasha para protestar
por la explotación de carbón
en el Ártico. Los activistas son miembros
de la tripulación del buque de Greenpeace
Arctic Sunrise, que lleva cuatro meses documentando
y estudiando los efectos del cambio climático
en el Artico.
"Hemos decidido pasar
a la acción porque la quema de carbón
está destruyendo el clima. Precisamente
el Ártico está gravemente afectado
por el cambio climático, y es un escándalo
que sea el carbón extraído del
Ártico una de las causas de su destrucción"
ha declarado Juan López de Uralde ,
portavoz de Greenpeace a bordo del Arctic
Sunrise.
Faltan menos de 70 días
para que se celebra la Cumbre de Copenhague
que debe acordar medidas para reducir las
emisiones que causan el cambio climático.
Sin embargo, los líderes mundiales
no están dando los pasos necesarios
para llegar a un acuerdo que sirva para frenar
este grave problema.
Greenpeace reclama a los
líderes mundiales un cambio de actitud,
para que en Copenhague se alcance un acuerdo
de reducción de al menos un 40% de
las emisiones de gases para el año
2020 por parte de los paises industrializados.
La Unión Europea
apoya en Bangkok la tala industrial como forma
de combatir el cambio climático
Greenpeace reclama la protección
de los bosques primarios y la lucha contra
la deforestación para frenar la crisis
climática - 07 octubre 2009 - Bangkok,
Tailandia — Greenpeace ha denunciado hoy en
Bangkok, Tailandia, durante la reunión
de la ONU preparatoria de la cumbre climática
de Copenhague, que los países europeos
podrían llegar a financiar con sus
donaciones a la industria maderera, con lo
que apoyarían implícitamente
la degradación de los bosques y minarían
los esfuerzos globales para combatir el cambio
climático.
Esta situación podría
darse si prospera la postura europea en el
debate actual sobre los detalles del acuerdo
de REDD (Reducción de las Emisiones
procedentes de la Deforestación y la
Degradación Forestal) y en especial
sobre el significado y alcance de la terminología
utilizada para la gestión forestal
sostenible (Sustainable Management of Forest
o SMF) y la conversión de los bosques
en otros usos.
En los acuerdos internacionales
sobre cambio climático alcanzados en
Bali 2007 y Poznan en 2008 los documentos
consensuados hacen referencia a cómo
deberían tratarse los bosques en el
futuro mecanismo REDD, utilizándose
el término de “gestión sostenible
de los bosques” como una definición
amplia que incluye temas como el uso y conservación
de los bosques por parte de las comunidades
locales, actividad que no incluye necesariamente
la actividad industrial a gran escala.
Sin embargo, desde entonces,
el sector forestal ha presionado para cambiar
este concepto por otro que, aunque parece
el mismo, tiene un significado diferente.
Sustainable Forest Management o SFM es un
término que pertenece al lenguaje del
sector maderero industrial y que da por sentado
que los bosques han de ser explotados industrialmente
(1).
“Las consecuencias de estos
cambios pueden ser desastrosas. En lugar de
detener la deforestación y proteger
los bosques para salvar el clima, el sector
forestal parece querer utilizar este acuerdo
internacional para legitimar sus actividades
o fomentar las plantaciones”, ha señalado
Grant Rosoman, responsable de la campaña
de Bosques de Greenpeace Internacional y coautor
del informe Why Logging Will Not Save the
Climate. (2)
Las grandes extensiones
de bosque intacto que quedan todavía
en el planeta -los bosques primarios- siguen
almacenando carbono, por lo que es vital que
se frene su degradación y deforestación
para frenar el cambio climático. Globalmente,
la deforestación representa casi el
20% de los gases de efecto invernadero.
Greenpeace demanda que en
la Cumbre de Copenhague se fije el objetivo
de acabar con la deforestación tropical
para el 2020. El cambio climático y
la deforestación forman parte de un
círculo vicioso y solo la deforestación
cero puede incrementar la resistencia de los
bosques al cambio climático.
“Si la Unión Europea
sigue por este camino no resolveremos la verdadera
prioridad que es detener la deforestación
tropical. Estaremos acelerando el cambio climático”
ha declarado Miguel Ángel Soto, responsable
de la campaña de Bosques y Clima de
Greenpeace España “Los gobiernos podrían
llegar a utilizar los fondos para la protección
de los bosques para financiar la destrucción
de los mismos y acelerar el cambio climático”.
En España, el Gobierno
se ha alineado con las tesis de incluir actividades
como la gestión forestal, la promoción
de plantaciones forestales o el consumo de
productos forestales dentro de un futuro esquema
REDD. Desde el sector forestal se están
lanzado mensajes faltos de rigor científico,
tales como “España es el país
de Europa con mayor incremento de superficie
de bosque", “la superficie forestal española
tiene la capacidad de absorber el 20% de las
emisiones de gases de efecto invernadero que
emite anualmente España” o que “los
productos forestales, el papel y la madera,
son sumideros de CO2”.
“Existen numerosas incertidumbres
y dudas metodológicas sobre la manera
de contabilizar la cantidad de carbono que
absorben los ecosistemas forestales, el efecto
de la gestión forestal sobre la fijación
de CO2 o el efecto sumidero de los productos
forestales”, ha apuntado Soton “Pero más
allá de la falta de rigor de una parte
del sector forestal, el cocinado e inflado
de las estadísticas sobre la fijación
de CO2 en los montes españoles hace
un flaco favor a la lucha contra el cambio
climático y a la pervivencia de los
bosques”.
Notas:
(1)Un estudio realizado
por la Organización Internacional de
Madera Tropical (ITTO, en sus siglas en inglés)
encontró que las reducciones potenciales
de emisión de SFM eran un sólo
el 3% de la mitigación potencial de
REDD y la restauración de bosques-
(2)Para descarga: http://www.greenpeace.org/international/press/reports/why-logging-will-not-save-the
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Piden a Rajoy que se preocupe
más de los vecinos y menos de los intereses
económicos de las compañías
eléctricas
De los 330 trabajadores
de la central nuclear sólo 30 son vecinos
de la zona y la mayor parte de éstos
últimos son alcaldes o concejales en
esos pueblos - 06 octubre 2009 - España
— Ante la visita del presidente del Partido
Popular, Mariano Rajoy, a la central nuclear
de Garoña (Burgos), la Asociación
de Vecinos Afectados por la Central Atómica
de Garoña (AVACA) y los colectivos
ecologistas Greenpeace y Ecologistas en Acción
piden a Rajoy que se preocupe más de
los vecinos de la zona y menos de los intereses
económicos de las compañías
eléctricas Iberdrola y Endesa, accionistas
de Nuclenor, la empresa gestora de la central
de Garoña.
Ante la visita del presidente
del Partido Popular, Mariano Rajoy, a la central
nuclear de Garoña (Burgos), la Asociación
de Vecinos Afectados por la Central Atómica
de Garoña (AVACA) y los colectivos
ecologistas Greenpeace y Ecologistas en Acción
piden a Rajoy que se preocupe más de
los vecinos de la zona y menos de los intereses
económicos de las compañías
eléctricas Iberdrola y Endesa, accionistas
de Nuclenor, la empresa gestora de la central
de Garoña.
“El Sr. Rajoy y los máximos
dirigentes de la Junta de Castilla y León
parecen estar más preocupados por salvaguardar
los beneficios económicos de las compañías
eléctricas propietarias de Garoña
que de buscar la seguridad de los habitantes
de la zona”, ha afirmado Agapito Suárez,
presidente de AVACA.
“La central nuclear no ha
traído riqueza a la comarca, que está
ahora mucho más despoblada que cuando
se instaló la nuclear. El Valle de
Tobalina ha visto descender su población
de 3.000 a 1.000 habitantes en estos años,
y como evidencia está el cierre de
los cinco bares que había en Barcina
del Barco. ¿Dónde está
el desarrollo económico del que hablan
los defensores de Garoña?, ha añadido
Suárez.
Suárez ha expresado además la
preocupación de los vecinos de la zona
por la existencia de altas tasas de incidencia
de determinados tipos de cáncer y otros
problemas de salud en el entorno de la central
nuclear de Garoña.
“La central nuclear apenas
da dinero a la zona, más bien origina
gastos de los que no se hace responsable.
Los planes de emergencia nuclear del PENBU-
que no está operativo- los pagamos
entre todos a través de las instituciones
públicas. Y el dinero que cobran los
ayuntamientos -en compensación por
tener los residuos nucleares cerca- lo costeamos
todos los consumidores a través de
la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos
(ENRESA)”, ha declarado Luis Oviedo, portavoz
de Ecologistas en Acción de Castilla
y León.
La central nuclear de Garoña,
en contra de lo que ha difundido el lobby
nuclear, no ha ayudado al desarrollo de los
pueblos cercanos. En la central nuclear de
Garoña trabajan 330 personas y no un
millar, como falsamente se ha llegado a decir.
De ellos tan sólo 30 son vecinos del
valle, en su mayoría alcaldes y concejales.
De Frías, uno de los mayores pueblos
de la zona, trabajan en Garoña sólo
4 de sus 280 habitantes. (ver gráfico
al final del comunicado)
“Con su defensa a ultranza
de la continuidad de esta vieja, deteriorada
y peligrosa central nuclear, Rajoy y la Junta
de Castilla y León se hacen cómplices
de la codicia de Nuclenor, y al tiempo eliminan
cualquier posibilidad de lograr un verdadero
desarrollo económico más sostenible
en la zona dejando atrás el monocultivo
industrial que provoca la propia central nuclear”,
declaró Carlos Bravo, responsable de
la campaña antinuclear de Greenpeace.
El cierre de la planta no
perjudicará al empleo porque el desmantelamiento
de una central es un proceso largo y generador
de puestos de trabajo. Además, el sector
de las energías renovables tiene una
capacidad de creación de empleo muy
superior al sector nuclear ya que, de todas
las formas de producir energía, la
energía nuclear es la que crea menos
puestos de trabajo.
Según datos de Comisiones
Obreras, en un informe de febrero de 2008,
en España el sector de las energías
renovables generaba -ya a finales de 2007-
89.000 empleos directos (y 99.681 indirectos).
En Alemania, en 2006 el sector de energías
renovables dio empleo a 235.000 trabajadores,
un incremento del 50% sobre los dos años
anteriores.
Las organizaciones antinucleares
han recordado que, inaugurada por Franco en
1971, y con 38 años de antigüedad,
la central nuclear de Santa María de
Garoña es la única de "primera
generación" que sigue en funcionamiento;
que está afectada por un severo proceso
de corrosión en las barras de combustible,
que es una muestra de la gravísima
erosión de la cultura de la seguridad
que afecta a todo el ciclo nuclear, y que
sólo en lo que llevamos del año
2009 ha sufrido ya al menos 11 incidentes,
algunos de los cuales sólo se han conocido
cuando Ecologistas en Acción y Greenpeace
los han hecho públicos.
La central de Garoña
está totalmente amortizada, y su aportación
al mix eléctrico es marginal (el 1,28%
del total, el año 2007) y sobradamente
compensada por la aportación de las
energías renovables. Las energías
renovables aportaron el año 2007 un
23% del total de electricidad generada (un
3% más que todas las nucleares juntas).
Simplemente el incremento de la producción
de electricidad renovable el 2007 con respecto
al 2006 supuso casi el doble de la aportación
de la central nuclear de Garoña durante
el 2007. Ello, sin olvidar que el año
2008, España, que es una exportadora
neta de electricidad, exportó el equivalente
a la producida por tres centrales nucleares
como la de Garoña.