09 diciembre 2009 - Internacional
— La reunión de las partes de la Convención
sobre Cambio Climático (COP15) en Copenhague
es decisiva. Lo es
porque debe definir cuál será
el régimen de reducciones de emisiones
de gases que afectan al clima a escala global
cuando el actual Protocolo de Kioto expire
a finales de 2012. Pero la situación
es mucho más apremiante aún.
La reunión de las
partes de la Convención sobre Cambio
Climático (COP15) en Copenhague es
decisiva.
Lo es porque debe definir
cuál será el régimen
de reducciones de emisiones de gases que afectan
al clima a escala global cuando el actual
Protocolo de Kioto expire a finales de 2012.
Pero la situación es mucho más
apremiante aún.
Según los organismos
científicos que asesoran a la Convención
para mantener el aumento de la temperatura
dentro de límites “tolerables”, es
decir evitar una catástrofe jamás
vivida por nuestra civilización debemos
en los próximos seis años estabilizar
las emisiones globales para luego del 2015
comenzar una veloz disminución de las
mismas. Nunca antes los seres humanos enfrentamos
un desafío de esta magnitud.
Del resultado de Copenhague
se juega si podremos mantenernos dentro de
límites que eviten un cambio climático
“fuera de control”. Las medidas básicas
que deben emerger de esa reunión es
una reducción del 40% de las emisiones
en el mundo industrializado para el 2020 (respecto
a los niveles de 11000) y para los países
en desarrollo, una disminución entre
el 15 al 30% en el crecimiento de sus emisiones.
Aún estamos lejos de un acuerdo así.
Pero no sólo es necesario
compromisos de reducción. También
es necesario que se dispongan de fondos suficientes
para que todos los países puedan transformar
sus economías, esencialmente su actividad
energética, para cumplir con los anteriores
objetivos. La cifra ronda los 140.000 millones
de dólares por año hasta el
2020. Esa cifra debe servir para el cambio
tecnológico, detener rápidamente
la deforestación y permitir que muchos
países se adapten a las nuevas condiciones
climáticas para las próximas
décadas.Nada está acordado aún.
No hay segunda oportunidad.
Cada año venidero
es un año vital para producir estos
cambios. Todos los países, con responsabilidades
diferencias acorde a su contribución
al problema, debe realizar este cambio. En
este sentido, Argentina, poco está
haciendo para ir en la correcta dirección.
La decisión de avanzar en el uso a
gran escala del carbón para producir
electricidad aparece como una política
insensata disponiendo de alternativas con
mayor potencial energético y de cero
emisiones, como es el caso de la eólica.Cada
vez conocemos mejor el comportamiento del
clima, sabemos cuál es la solución,
las tecnologías están disponibles.
Sólo falta la voluntad política
de hacerlo y no perder más tiempo,
tiempo que no podremos luego recuperar.
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Greenpeace: “Esperamos ver
a la Presidente en Copenhague”
11 diciembre 2009 - Copenhague
(Dinamarca) y Buenos Aires, Argentina — Greenpeace
reclamó hoy a la presidenta argentina
Cristina Fernández de Kirchner que
concurra a la Cumbre sobre Cambio Climático
que se lleva a cabo en Dinamarca, de la que
participarán los principales líderes
mundiales.
Activistas de Greenpeace
presentes en Copenhague recorrieron las calles
de la ciudad donde se desarrolla la Cumbre
Climática preguntando por la presencia
de Cristina Fernández de Kirchner.
“¿Donde está Cristina?”, es
la leyenda repetida en los carteles que los
ambientalistas desplegaron en diferentes puntos
de la ciudad que alberga a miles de delegados
de todo el mundo.
Hasta el momento, la presidenta
argentina no planea participar de la reunión
de Copenhague. “Esperamos que modifique sus
planes y vaya a garantizar un acuerdo eficaz,
justo y legalmente vinculante”, dijo Juan
Carlos Villalonga, director de Campañas
de Greenpeace Argentina.
“Este reclamo seguirá
manifestándose en diferentes puntos
de Copenhague y en la propia COP15”, explicó
Villalonga y agregó que “queremos manifestar
la necesidad de que la primera mandataria
viaje a la cumbre para participar de lo que
debería ser el acuerdo más importante
de nuestra historia”.
Para la organización
ecologista la ausencia de la Presidente argentina
manifiesta una escasa responsabilidad para
garantizar un buen acuerdo en Copenhague donde
se está decidiendo qué sucederá
con el clima, con la economía global
y el destino de millones de personas que sufrirán
los impactos del cambio climático.
La presidenta argentina
no tiene aún previsto participar de
la Cumbre, a la que ya confirmaron su asistencia
los líderes de otros países
de América Latina que integran el G20,
como Felipe Calderón (México)
y Lula Da Silva (Brasil) y otros mandatarios
de la región como Alvaro Uribe (Colombia)
y Evo Morales (Bolivia).
En los últimos meses
Greenpeace ha venido reclamando al Gobierno
Nacional por la desacertada decisión
de construir una usina en base a carbón
para producir electricidad en la Patagonia.
“Este es un ejemplo claro de las políticas
que se están desarrollando en la Argentina
a contramano del esfuerzo que debemos realizar
ante la crisis climática global” señaló
Villalonga. Los activistas en Copenhague seguirán
recorriendo la ciudad buscando a la Presidenta,
como forma de protesta ante su negativa a
asistir a la COP15 junto al resto de los mandatarios
del mundo.
“Con frecuencia se oye a
funcionarios del Gobierno Nacional repetir
que Argentina “no tiene compromisos"
con el cambio climático. Esa idea es
falsa, es una gran equivocación, lo
que Argentina no tiene es un compromiso cuantificado
legalmente vinculante, es decir, no tiene
que cumplir una meta específica en
materia de reducción de emisiones,
pero al ser parte de la Convención
sobre Cambio Climático, el país
asume compromisos de reducción acorde
a su Artículo 4, y al ser también
parte del Protocolo de Kyoto ratifica ese
compromiso en su artículo 10. Es decir,
Argentina, como parte de esos acuerdos, debe
formular políticas de mitigación.
Tal equivocación en boca de funcionarios
nacionales y políticos con distintos
niveles y áreas de acción es
alarmante,” finalizó Villalonga.