19 enero 2010 - Internacional
— La organización ecologista aplaude
que se acepten testigos clave en la defensa
de los activistas y exige que se investigue
la red de tráfico ilegal de carne de
ballena
En la última vista
previa antes del juicio de Toru Suzuki y Junichi
Sato, que tuvo lugar este viernes en Aomori
(Japón), se dio un paso adelante en
la defensa de estos dos activistas al conseguir
que el tribunal acepte poner el programa ballenero
japonés en juicio y defender el principio
de resistencia pacífica pasiva.
Los abogados defensores
de los dos activistas celebran, tras reiteradas
negativas, que por fin el tribunal haya aceptado
la inclusión de todos los testigos
clave en el juicio.
Asimismo, Greenpeace aplaude
que se hayan incluido en la lista de testigos
de la defensa tres miembros de la tripulación
de la flota ballenera japonesa. Uno de ellos
fue quien pidió a Greenpeace que investigase
y denunciase la corrupción y malversación
que existía dentro del programa de
caza “científica” de ballenas.
Otro de los testigos del
juicio será el catedrático Dirk
Voorhoof, de la Universidad de Gante (Bélgica),
experto sobre la libertad de expresión
y el Convenio Internacional sobre Derechos
Civiles y Políticos (ICCPR).
Sin embargo, el tribunal
rechazó pruebas claves del catedrático
Donald Rothwell, que discrepan sobre la legalidad
del programa de caza “científica” de
ballenas en Japón. Que este catedrático
fuese aceptado en la defensa sería
una victoria importante en el juicio de los
dos activistas.
“Exigimos justicia para
Junichi Sato y Toru Suzuki. El gobierno japonés
debe retirar los cargos en contra de nuestros
compañeros activistas e investigar
la red de tráfico ilegal de carne de
ballena. Es claro que este juicio no está
más que motivado políticamente
en contra de Greenpeace para que Japón
pueda continuar con su supuesta caza científica
de ballenas”, dijo Alejandro Olivera, coordinador
de la campaña de océanos y costas
de Greenpeace México.
Aunque se ha prolongado
mucho, finalmente parece que el tribunal de
Tokio ha entendido la importancia de este
caso. Greenpeace pide un juicio justo para
estos dos activistas y que se reabra la investigación
sobre la malversación y escándalo
de la venta en el mercado negro de carne de
ballena procedente de la caza “científica”
de Japón.