Las organizaciones piden
a los grupos políticos que no respalden
la estrategia promovida por el ministro de
Industria - 19 enero
2010 - Barna, España — Greenpeace,
Ecologistas en Acción y Tanquem Les
Nuclears denuncian que el ministro de Industria,
Miguel Sebastián, ha decidido poner
en marcha el proceso de construcción
del cementerio nuclear centralizado de residuos
de alta actividad, prescindiendo de buscar
y lograr el consenso social de organizaciones
defensoras del medio ambiente, el consenso
territorial y el consenso político
que el presidente del Gobierno, José
Luis Rodríguez Zapatero, estableció
como fundamentales para poder avanzar en esta
cuestión.
Greenpeace, Ecologistas
en Acción y la plataforma Tanquem les
Nuclears manifiestan su rotunda oposición
a la construcción de un cementerio
nuclear centralizado, sea cual sea su denominación
(Almacén Temporal Centralizado, u otras)
y tipo de residuos radiactivos que fuera a
albergar.
Según han afirmado
las organizaciones ecologistas, durante una
rueda de prensa celebrada hoy en Barcelona,
la estrategia del ministro Sebastián
es tentar a los alcaldes con dinero público
(de los fondos de la Empresa Nacional de Residuos
Radiactivos, ENRESA) para tratar de conseguir
que algún municipio se ofrezca candidato
a albergar el cementerio nuclear, sin importar
si ese consistorio ha tenido en cuenta la
opinión de la población de ese
municipio, la de los pueblos de su entorno
y la de su comunidad autónoma. Asimismo,
estos grupos critican la postura pronuclear
de Miguel Sebastián que, promoviendo
el almacén, trata de tener un pretexto
para alargar la vida de las centrales nucleares,
lo que aumenta el riesgo de accidente en unas
instalaciones ya muy envejecidas y deterioradas.
Los grupos ecologistas consideran
que un problema de relevancia tanto social,
como ambiental o económica, no puede
resolverse sin un previo consenso social y
político. Para que ese acuerdo se logre
deben estar incluidos todos los agentes interesados,
incluidas las organizaciones ecologistas.
Las organizaciones recuerda
que fue el presidente del Gobierno quien reconoció
públicamente la necesidad de lograr
un amplio y previo consenso social sobre la
gestión de los residuos radiactivos
para poder avanzar en su solución.
Así, en el Debate del Estado de la
Nación del 30 de mayo de 2006 dijo:
“Y paralelamente también está
el tema de los residuos, que exige, sin duda
alguna, un amplio consenso social de organizaciones
defensoras del medio ambiente, que exige el
mayor consenso territorial posible y ojalá
el mayor consenso político, porque,
como muy bien sabe S.S., es un problema de
hondo calado”.
“Sebastián maneja
un concepto muy laxo y subjetivo de democracia
cuando manifiesta que la opinión de
una comunidad autónoma no es importante,
cuando ésta se opone a su proyecto
de cementerio nuclear, pero sí le parece
suficiente que sea el consistorio de un pueblo
el que decida dónde albergar una instalación
tan peligrosa para la salud pública
y el medio ambiente como es el almacén
de todos los residuos radiactivos de las centrales
nucleares españolas”, ha declarado
Carlos Bravo, responsable de la campaña
de Nuclear de Greenpeace.
Antecedentes en los planes
de ENRESA
De hecho, la falta de acuerdo con los grupos
ecologistas y los representantes de la sociedad
civil, ha sido la causa de que hayan fracasado,
tras provocar una inmensa contestación
social, todos los intentos anteriores de ENRESA
de construir un cementerio nuclear. La primera
ocasión fue el proyecto IPES (Instalación
Piloto Experimental Subterránea) en
Aldeadávila de la Rivera (Salamanca),
a finales de los 80; seguido por el proyecto
de un ATC en Trillo (Guadalajara), en 1989;
o el proyecto El Berrocal, en Toledo, en 1992.
Posteriormente, el proyecto
de búsqueda de emplazamientos de ENRESA,
ya en su fase AFA (lugares de Alta Favorabilidad),
suscitó manifestaciones multitudinarias
en todos los lugares designados como candidatos:
en Los Pedroches (Córdoba), Arribes
del Duero (Salamanca-Zamora), Sayago (Zamora),
Burgos, etc., que obligaron al Gobierno central
en 1999 a suspender indefinidamente ese proyecto.
El proyecto del ATC que
ahora promueve el ministro de Industria, Miguel
Sebastián, fue iniciado en 2006 por
su predecesor en el cargo, José Montilla,
actual presidente de la Generalitat de Cataluña,
y desde entonces se encontró con rotundos
rechazos. Uno de ellos fue el conflicto que
se creó ese mismo año en Castilla
y León cuando el alcalde del pueblo
de Peque (Zamora), sin consultar a sus vecinos,
ofreció su municipio como candidato
para el ATC. Ante la enorme presión
social suscitada, retiró su propuesta.
Rechazo político
Desde entonces, diversos parlamentos autonómicos
(el Parlamento catalán, las Cortes
valencianas, la Asamblea de Extremadura, el
Parlamento gallego, el aragonés…),
diversos presidentes autonómicos (el
de Castilla y León, el de Castilla-La
Mancha, Andalucía…), y numerosas diputaciones
provinciales, consejos comarcales y ayuntamientos
han mostrado un rotundo rechazo al ATC.
En Cataluña, el Parlamento
(en marzo de 2008), así como 61 ayuntamientos
y 7 Consejos Comarcales de Terres de l’Ebre
y el Camp de Tarragona se han manifestado
en contra de la instalación en Cataluña
del cementerio nuclear. En cumplimiento del
mandato del Parlament, el Conseller d’Economia
i Finances de la Generalitat envió
una carta al Ministerio de Industria demandando
que el cementerio nuclear no se instalase
en Cataluña.
Debido a su alto nivel de
radiactividad, que persiste durante cientos
de miles de años, y su elevado potencial
radiotóxico, la mera existencia de
los residuos radiactivos de alta actividad
(RR.AA.) supone un grave problema ambiental,
económico y de salud pública,
que la industria nuclear no ha sabido resolver
durante sus 50 años de existencia.
Tendrán que pasar 482.000 años
para que el plutonio-239 que se encuentra
en los RR.AA. deje de ser radiactivo, 34.000
años para el radio-226, 112.000 años
en el caso del carbono-14, etc.
La generación de
residuos radiactivos de alta actividad es
un hecho técnicamente inevitable que
está unido a la tecnología de
fisión nuclear; es decir, que las centrales
nucleares son las productoras es estas sustancias.
Su gestión es hoy en día un
problema no resuelto en ningún país
del mundo ante el que ha quedado demostrado
que no existe, ni ahora ni en un futuro previsible,
ninguna forma de gestión definitiva
satisfactoria desde el punto de vista técnico.
Centro Tecnológico
Asociado
Asimismo, Greenpeace, Ecologistas en Acción
y la plataforma Tanquem les Nuclears manifiestan
su rechazo al denominado “Centro Tecnológico
Asociado” al ATC, una instalación experimental
nuclear para investigar con técnicas
de transmutación. Implicaría
tener que construir y albergar un reactor
nuclear transmutador, instalaciones para el
reprocesamiento y elaboración de elementos
combustibles nucleares para ese reactor, con
los riesgos de accidentes nucleares y escapes
de radiactividad inherentes a su funcionamiento.
A estos riesgos hay que
sumar los derivados de la presencia, manipulación
y almacenaje de los elementos de combustible
nuclear que se ubicarían en el interior
de la instalación ATC, así como
los previos de los transportes de esos residuos
radiactivos desde las centrales nucleares
al ATC.
Greenpeace, Ecologistas
en Acción y Tanquem les Nuclears demandan
al Gobierno central que cualquier estrategia
o plan de gestión de los residuos radiactivos
quede supeditado a la previa consecución
de un amplio y verdadero consenso social que
incluya a las organizaciones de defensa del
medio ambiente. Y que con carácter
previo a lo referido en el punto anterior,
se apruebe y ponga en marcha un plan de cierre
progresivo pero urgente de las centrales nucleares,
dado que éstas son las productoras
de estos peligrosos residuos. El abandono
de la energía nuclear y su sustitución
por recursos energéticos limpios (energías
renovables y programas de ahorro y eficiencia
energética) es posible gracias a su
elevado potencial.
+ Más
Greenpeace, Ecologistas
en Acción i Tanquem les Nuclears denuncien
la falta de consens democràtic en la
gestió dels residus radioactius
Les organitzacions demanen
als grups polítics que no recolzin
l'estratègia promoguda pel ministre
d'Industria
Greenpeace, Ecologistas
en Acción i Tanquem Les Nuclears denuncien
que el ministre d'Industria, Miguel Sebastián,
ha decidit posar en marxa el procés
de construcció del cementiri nuclear
centralitzat de residus d'alta activitat,
prescindint de buscar i aconseguir el consens
social d'organitzacions defensores del medi
ambient, el consens territorial i el consens
polític que el president del Govern,
José Luis Rodríguez Zapatero,
va establir com a fonamentals per poder avançar
en aquesta qüestió.
Greenpeace, Ecologistas
en Acción i la plataforma Tanquem les
Nuclears manifesten la seva rotunda oposició
a la construcció d'un cementiri nuclear
centralitzat, sigui quina sigui la seva denominació
(Magatzem Temporal Centralitzat, o d'altres)
i tipus de residus radioactius que allotjaria.
Segons han afirmat les organitzacions
ecologistes, durant una roda de premsa celebrada
avui a Barcelona, l'estratègia del
ministre Sebastián és temptar
els alcaldes amb diners públics (dels
fons de l'Empresa Nacional de Residus Radioactius,
ENRESA) per intentar aconseguir que algun
municipi s'ofereixi candidat a allotjar el
cementiri nuclear, sense que importi si aquest
consistori ha tingut en compte l'opinió
de la població d'aquest municipi, la
dels pobles del seu entorn i la de la seva
comunitat autònoma. Així mateix,
aquests grups critiquen la postura pronuclear
de Miguel Sebastián que, promovent
el magatzem, vol tenir un pretext per allargar
la vida de les centrals nuclears, la qual
cosa augmenta el risc d'accident en unes instal•lacions
ja molt envellides i deteriorades.
Un problema de tal magnitud
tant social, ambiental o econòmica,
Greenpeace, Ecologistas en Acción i
Tanquem Les Nuclears consideren que no es
pot resoldre sense un previ consens social
i polític. Perquè aquest consens
s'aconsegueixi han d'estar inclosos tots els
agents interessats, incloses les organitzacions
ecologistes.
Les organitzacions recorden
que va ser el president del Govern que va
reconèixer públicament la necessitat
d'aconseguir un ampli i previ consens social
sobre la gestió dels residus radioactius
per poder avançar en la seva solució.
Així, en el Debat de l'Estat de la
Nació del 30 de maig de 2006 va dir:
"I paral•lelament també està
el tema dels residus, que exigeix, sense cap
dubte, un ampli consens social d'organitzacions
defensores del medi ambient, que exigeix el
major consens territorial possible i tant
de bo el major consens polític, perquè,
com molt bé sap S.S., és un
problema de profundes implicacions".
"Sebastián maneja
un concepte molt lax i subjectiu de democràcia
quan manifesta que l'opinió d'una comunitat
autònoma no és important, quan
aquesta s'oposa al seu projecte de cementiri
nuclear, però sí li sembla suficient
que sigui el consistori d'un poble el que
decideixi on allotjar una instal•lació
tan perillosa per a la salut pública
i el medi ambient com és el magatzem
de tots els residus radioactius de les centrals
nuclears espanyoles", ha declarat Carlos
Bravo, responsable de la campanya de Nuclear
de Greenpeace.
Antecedents en els plans
d'ENRESA
De fet, la falta d'acord amb els grups ecologistes
i els representants de la societat civil,
ha estat la causa que hagin fracassat, després
de provocar una immensa contestació
social, tots els intents anteriors d'ENRESA
de construir un cementiri nuclear. La primera
ocasió va ser el projecte IPES (Instal•lació
Pilot Experimental Subterrània) en
Aldeadávila de la Rivera (Salamanca),
a finals dels 80; seguit pel projecte d'un
ATC a Trill (Guadalajara), el 1989; o el projecte
El Berrocal, a Toledo, el 1992.
Posteriorment, el projecte
de recerca d'emplaçaments d'ENRESA,
ja en la seva fase AFA (llocs d'Alta Favorabilitat),
va suscitar manifestacions multitudinàries
en tots els llocs designats com a candidats:
en Los Pedroches (Còrdova), Arribes
del Duero (Salamanca-Zamora), Sayago (Zamora),
Burgos, etc., que van obligar el Govern central
el 1999 a suspendre indefinidament aquest
projecte.
El projecte de l'ATC que
ara promou el ministre d'Industria, Miguel
Sebastián, va ser iniciat el 2006 pel
seu predecessor en el càrrec, José
Montilla, actual president de la Generalitat
de Catalunya, i des d'aleshores es va trobar
amb un immens rebuig. Un d'ells va ser el
conflicte que es va crear aquell mateix any
a Castella i Lleó quan l'alcalde del
poble de Peque (Zamora), sense consultar als
seus veïns, va oferir el seu municipi
com a candidat per a l'ATC. Davant de l'enorme
pressió social suscitada, va retirar
el seu oferiment.
Rebuig polític
Des de llavors diversos parlaments autonòmics
(el parlament català, les Corts valencianes,
l'Assemblea d'Extremadura, el parlament gallec,
l'aragonès...), diversos presidents
autonòmics (el de Castella i Lleó,
el de Castella-la Manxa, Andalusia...), i
nombroses diputacions provincials, consells
comarcals i ajuntaments han mostrat un immens
rebuig de l'ATC.
A Catalunya, el Parlament
(el març de 2008), així com
61 ajuntaments i 7 Consells Comarcals de Terres
de l'Ebre i el Camp de Tarragona s'han manifestat
en contra de la instal•lació a Catalunya
del cementiri nuclear. En compliment del mandat
del Parlament, el Conseller d'Economia i Finances
de la Generalitat va enviar una carta al Ministeri
d'Indústria demandant que el cementiri
nuclear no s'instal•lés a Catalunya.
A causa del seu alt nivell
de radioactivitat, que persisteix durant cents
de milers d'anys, i el seu elevat potencial
radiotòxic, la mera existència
dels residus radioactius d'alta activitat
(RR.AA.) suposa un greu problema ambiental,
econòmic i de salut pública,
que la indústria nuclear no ha sabut
resoldre durant els seus 50 anys d'existència.
Hauran de passar 482.000 anys per a que el
plutoni-239 que es troba en els RR.AA. deixi
de ser radioactiu, 34.000 anys per al radi-226,
112.000 anys en el cas del carboni-14, etc.
La generació de residus
radioactius d'alta activitat és un
fet tècnicament inevitable que està
unit a la tecnologia de fissió nuclear;
és a dir, que les centrals nuclears
són les productores d'aquests residus.
La gestió d'aquests residus és
avui en dia un problema no resolt a cap país
del món davant del qual ha quedat demostrat
que no hi ha, ni ara ni en el futur previsible,
cap forma de gestió definitiva satisfactòria
des del punt de vista tècnic.
Centre Tecnològic
Associat
Així mateix, Greenpeace, Ecologistas
en Acción i la plataforma Tanquem li
Nuclears manifesten el seu rebuig del "Centre"
denominat "Tecnològic Associat"
a l'ATC, una instal•lació experimental
nuclear per investigar amb tècniques
de transmutació. Implicaria haver de
construir i allotjar un reactor nuclear transmutador,
instal•lacions per al reprocessament i elaboració
d'elements combustibles nuclears per a aquest
reactor, amb els riscs d'accidents nuclears
i fuites de radioactivitat inherents al seu
funcionament.
A aquests riscs cal sumar
els derivats de la presència, manipulació
i emmagatzematge dels elements de combustible
nuclear que s'ubicarien en l'interior de la
instal•lació ATC, així com els
previs dels transports d'aquests residus radioactius
des de les centrals nuclears a l'ATC.
Greenpeace, Ecologistes
en Acció i Tanquem li Nuclears demanden
al Govern central que qualsevol estratègia
o pla de gestió dels residus radioactius
quedi supeditat a la prèvia consecució
d'un ampli i verdader consens social que inclogui
les organitzacions de defensa del medi ambient.
I que amb caràcter previ al referit
en el punt anterior, s'aprovi i posi en marxa
un pla de tancament progressiu però
urgent de les centrals nuclears, ja que aquestes
són les productores d'aquests perillosos
residus. L'abandonament de l'energia nuclear
i la seva substitució per recursos
energètics nets (energies renovables
i programes d'estalvi i eficiència
energètica) és possible gràcies
al seu elevat potencial.
Organizaciones de Agricultores, Consumidores,
Ecologistas y de Cooperación recurren
ante el Defensor del Pueblo por la imposición
de los transgénicos.