Panamá, 30 de enero
de 2010.- En un acto histórico y sin
precedente, la Autoridad Nacional del Ambiente
(ANAM) inició
el proceso de remoción de los semovientes
o vacas salvajes de la isla de Coiba.
El acto contó con
la presencia del Administrador general de
la ANAM, Javier Arias, y la Sub administradora
general, Melanie Castillo Him, además
de directores nacionales de diversas áreas
de esta institución.
“Esto es algo que se tenía
que hacer, subrayó el Arias, quien
se trasladó a la isla de Coiba para
iniciar el proceso de encierro de este ganado
salvaje, cuya cantidad en diversas partes
de la isla supera las 3 mil.
“Ahora se inicia la fase
de encierro de las vacas y los estudios para
diagnosticar si son sanas”, agregó
el Administrador general de ANAM, en medio
de una intensa faena de introducir en sus
corrales a estas reses silvestres, en su mayoría
criollas, cebú y búfalos.
Coiba, la mayor isla del
litoral pacífico panameño, a
250 kilómetros de esta capital, es
una reserva de vida silvestre, llena de selvas
tropicales, que circundada de un arrecife
de coral.
Al Sur de la provincia de
Veraguas y con una extensión de 270,125
hectáreas, el Parque Nacional Coiba
protege ecosistemas marinos, insulares y costeros.
Dentro de este Parque se encuentran las áreas
insulares de Isla Coiba, Ranchería
(Coibita), Jicarón, Jicarita, Afuerita,
Canal de Afuera, Uvas, Contreras y Brincanco
(153,582 hectáreas), así como
las áreas marinas (216,543 hectáreas).
Se trata de uno de los parques marinos más
extensos del mundo y su plataforma continental.
Coiba, con 49,300 hectáreas, es la
isla más grande del Pacífico
Americano.
El Parque Nacional Coiba
fue declarado como Patrimonio de la Humanidad
por la UNESCO en el año 2005 y está
situado en los distritos de Montijo y Soná
en la provincia de Veraguas y dista unos 25
minutos en vuelo desde la ciudad de Panamá
o 4 horas de trayecto por tierra desde la
ciudad capital.
Aclaró Arias que
“al principio se tenía contemplado
encerrarlas y luego enviarlas a Veraguas para
matarlas, pero en la actualidad se estudia
la posibilidad de dejarlas vivir dentro de
la estación aeronaval que se tiene
proyectada en esta isla”.
“También estamos
haciendo otros estudios sobre el destino final
de las vacas”, agregó.
El médico veterinario
Melquiades Ramos, de la Unidad de Acceso a
los Recursos Genéticos (UNARGEN) de
la ANAM, informó que desde el pasado
12 de enero se comenzó este proceso
con la construcción de los corrales.
“Lo cierto es que estas
vacas no pertenecían a este habitad
y perjudican la fauna de la isla”, indicó
Arias.
Explicó Ramos que,
de manera inicial, unas 20 vacas fueron puestas
en el corral, pero se estresaban y hubo que
darles suero.
Debido al aislamiento geográfico
de la isla, en el 1910 se estableció
una colonia penal, que hace unos diez años
dejó de existir, pero contribuyó
a mantener los bosques de esta isla en estado
inalterado y sus espectaculares paisajes en
forma virgen.
Durante la época
del penal, las vacas cimarronas eran aprovechadas
por su leche y carne para los reclusos, pero
al salir los internos de las cárceles,
estos animales quedaron dispersos por la isla
y propensos a enfermedades.
“Es por esta situación
que ANAM decidió encerrarlas en corrales
ya hacer un estudio de su salud, subrayó
Ramos.
El año pasado, ANAM
y el Ministerio de Gobierno y Justicia, firmaron
un convenio que permitía el traslado
de los semovientes a esta institución,
por lo que con la construcción de los
corrales se pasó a otra etapa en ese
proceso.
El desalojo de animales
en áreas protegidas se ha dado en otros
países, con cerdos, chivos, perros
y galápagos, no así con vacas,
por lo que es la primera vez en el mundo.