Posted on 06
abril 2010
WWF alerta de que este accidente podría
producirse en la costa de Doñana si
se construye el oleoducto Balboa y aumenta
el tráfico de petroleros en la zona
La fuga de un barco chino
que transporta 6.000 barriles de petróleo
pesado y 60.000 toneladas de carbón
amenaza con destruir una de las zonas de mayor
diversidad marina del Planeta, la Gran Barrera
de Coral australiana. WWF denuncia que, tras
el accidente, están la ausencia de
control y seguridad en el transporte internacional
de mercancías. La organización
pide que se trasladen al lugar urgentemente
los sistemas de limpieza y las barreras de
contención necesarias para poder controlar
el derrame en caso de que llegue a producirse.
Desde el pasado sábado,
la Gran Barrera de Coral se encuentra en grave
peligro por una fuga de petróleo procedente
del buque carbonero chino Shen Neng I. El
barco asiático, que transportaba 60.000
toneladas de carbón, procedía
del puerto australiano de Gladstone, situado
en la costa oriental de Queensland (Australia),
y transitaba a más de 15 km. de las
rutas habituales.
Ante este problema, WWF
ha pedido mejoras urgentes en la gestión
de la navegación en la Gran Barrera.
No en vano, este es el último de una
serie de accidentes marítimos a lo
largo de la costa de Queensland durante la
última década, que pone de relieve
fallos en el actual sistema de gestión.
“La falta de seguridad en
la navegación de la Gran Barrera de
Coral es lo más parecido a jugar a
la ruleta rusa con uno de los iconos naturales
más valiosos del Planeta”, señaló
la Directora de Conservación de WWF
Australia, Dra Gilly Llewellyn.
Cabe recordar que en noviembre
de 2000 el contenedor malayo, Bunga Teratai
Satu, embarrancó sobre Sudbury Reef,
a 22 millas náuticas al sureste de
Cairns. El buque dejó una cicatriz
de 70 metros de largo en el arrecife y unos
2.000 m2 de coral fueron destrozados. Asimismo,
en 2002, el carguero griego Doric Chariot
encalló en Piper Reef, causando un
daño grave sobre 3.500 m2 de coral.
Por otra parte, hace sólo
hace un año, 250 toneladas de aceite
se escaparon de un barco contenedor, el Pacific
Adventurer, y manchó las playas de
la costa oriental australiana de Sunshine
Coast, así como las islas de Bribie
y de Moreton.
“El tráfico marítimo
va a aumentar de forma dramática en
estas aguas durante los próximos años.
El proyecto para instalar una planta de gas
licuado en el puerto de Gladstone acrecentará
las posibilidades de un desastre ambiental
a gran escala en este lugar nombrado como
Patrimonio de la Humanidad”, añadió
la Dra. Llewellyn.
“El transporte internacional
de mercancías amenaza una de las zonas
marinas más increíblemente diversas
del Planeta”, comentó José Luis
García Varas, Responsable del Programa
Marino de WWF España. “En España,
al igual que en la costa oriental australiana,
se va a incrementar el tráfico de grandes
petroleros en el litoral de Huelva si se aprueba
finalmente el proyecto de la refinería
Balboa. Esto pondría en peligro una
de las áreas más ricas y productivas
de Europa, el frente de Doñana y la
desembocadura del Guadalquivir. Lo ocurrido
al otro lado del mundo debe prevenirnos de
lo que ocurrirá en Doñana”,
concluyó.
La Gran Barrera de Coral
está situada en el trópico de
Capricornio a lo largo de la costa oriental
australiana. Con una extensión de 2.600
km, conforma uno de los sistemas de arrecifes
más grandes del Planeta con ecosistemas
de increíble diversidad y belleza.
En sus aguas viven más de 1.900 especies
de peces, 350 de coral o 400 de esponjas.
Los cayos de Capricornio,
él área donde el barco está
naufragando, es la principal zona de anidamiento
de aves y tortugas marinas de la Gran Barrera.
En la línea de costa, al norte, se
encuentran los humedales de la Bahía
de Shoalwater, designada como Ramsar. En el
Este, destacan las Islas Keppel con playas
tropicales paradisíacas y de aguas
cristalinas, y al Sur, la Isla de Curtis,
una importante zona de fanerógamas
marinas y con playas de nidificación
de tortugas marinas muy amenazadas.
“El barco está transportando
más de 6.000 barriles de petróleo
pesado. Está debilitado, con una grieta
en el casco, sobre una barrera de coral y
golpeado por el oleaje. Mientras que las autoridades
deciden cómo van a rescatar el barco
y ponerlo a salvo, el petróleo continúa
a bordo. Desde WWF solicitamos que los sistemas
de limpieza de superficie se destaquen en
el lugar, así como barreras de contención
y skimmers. De esta forma, cualquier derrame
sobre la zona podrá ser controlado
y extraído rápidamente”, apuntó
la Dra. Llewellyn.
Según WWF, esta zona
de máxima sensibilidad ambiental requiere
que se extremen las medidas para mejorar la
seguridad marítima. Los barcos de grandes
dimensiones deben ser llevados por manos expertas
cuando atraviesan la Gran Barrera de Coral,
y esto significa que sólo pilotos locales
con un buen conocimiento de la zona deberían
hacerlo.
“Además de la obligación
de tener pilotos con conocimiento de la zona
para todos los grandes buques, se necesita
tener en el área sistemas de seguimiento
mucho mejores para que las autoridades marítimas
conozcan en todo momento donde se encuentran”.
Y apuntó: “Es una bomba de relojería
ecológica en suspenso. Si los tanques
de petróleo se abrieran, sería
un desastre de enormes proporciones, sin mencionar
el impacto económico que tal derrame
tendría sobre el turismo o las pesquerías
de la zona”.
“La Gran Barrera de Coral
fue declarada Zona Marítima Especialmente
Sensible por la Organización Marítima
Internacional (OMI)”, añadió
José Luis García Varas, debido
a sus valores ambientales y a que el tráfico
marítimo internacional era una amenaza
real. Los barcos que transitan por la zona
deben anunciar su presencia y se aprobaron
medidas para que capitanes locales fueran
al mando de los barcos en su tránsito
por la zona. Dos décadas después,
los problemas continúan y las medidas
no parecen suficientes. OMI debe actuar”,
concluyó.