Panamá, 30 de
abril de 2010.- Un perezoso bebe de tan solo
un mes de nacido fue rescatado por funcionarios
de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM),
Región Metropolitana, en el área
de Villa Lobos, barriada de Santa Cruz, corregimiento
de Pedregal.
El animalito fue encontrado en un puente de
la comunidad y los moradores del lugar inmediatamente
llamaron a la ANAM con el fin de ponerlo en
manos de expertos para lograr su supervivencia.
El perezoso bebe es de dos
dedos y fue llevado al Parque Nacional Metropolitano,
donde se le alimentará con leche en
biberón, hasta que tengas unos 6 meses
y se pueda alimentar solo.
Estos cuadrúpedos
son muy parecidos a los perezosos de tres
dedos, con la diferencia no presentan las
manchas en la espalda y en su cara, y por
supuesto el número de dedos y la falta
de cola.
Por lo regular son nocturnos,
arborícola, solitario. El perezoso
de dos dedos prefiere los árboles cubiertos
con muchas lianas y la copa expuesta al sol.
A menudo se les encuentran
muy arriba en la copa de los árboles,
donde son muy difícil de verlos. De
noche desciende para colgarse de las lianas,
en esos lugares son más fáciles
de observar.
Un solo nacimientos es la
norma de estas especies y la gestación
se ha estimado cerca de 11,5 meses. Los recién
nacidos se aferran en el pelo, en la superficie
ventral de la madre. Los jóvenes primero
cuelgan los primeros 20 a 25 días después
del nacimiento y comienzan a alimentar lejos
desde la madre 5 meses después del
nacimiento, continúan junto a su madre
por lo menos hasta los 2 meses.
Las hembras alcanzan su
madurez sexual de 3 a 4 años y los
machos entre 4 y 5 años.
Además de que interviene
activamente en la cadena trófica, el
perezoso de Hoffman, al defecar dispersa una
gran cantidad de semillas que al germinar
ayudan a la conservación del bosque.
+ Más
Realizan foro por la Sostenibilidad
de los Manglares
Panamá 28 de Abril
de 2010- Con el lema “Los Manglares Fuente
de Riqueza Natural”, la Administración
Regional de Los Santos de la Autoridad Nacional
del Ambiente (ANAM) llevó a cabo un
foro por la sostenibilidad de los ecosistemas
de Manglares en el salón auditorio
de la Feria Internacional de Azuero.
Ivis Vergara, administradora
regional de la ANAM en Los Santos, agradeció
la participación de los estudiantes,
de los grupos de voluntariados ambientales,
instituciones gubernamentales y demás,
quienes aprendieron diferentes formas de métodos
de conservación y los trabajo que realiza
la institución con las comunidades
que habitan los sitios perimetrales a esas
áreas protegidas.
El foro contó con la participación
de estudiantes y profesores del Instituto
Coronel Segundo de Villarreal, el Colegio
Manuel Tejada Roca, del Colegio Francisco
Castillo y del Instituto Profesional y Técnico
de Azuero, además de los grupos ambientales
del Peñón de la Honda y de la
Enea de Guararé.
Melisa Guevara, de la Autoridad
de los Recursos Acuáticos de Panamá
(ARAP), disertó acerca de la situación
de actual de los manglares en la Republica
de Panamá, que según resaltó,
sufren una constante amenaza por las negativas
actividades humanas, como la tala indiscriminada
de mangles, la disposición final de
la basura, el turismo a gran escala y la construcción
de infraestructura.
Estas actividades han determinado
un acelerado proceso de devastación
de ese ecosistema causando graves daños
ambientales y sociales.
Ronald Rodríguez,
de Áreas Protegidas y Vida Silvestre
de la ANAM, explicó los proyectos de
manglares que lidera la institución
en el Parque Nacional Sarigua y el Refugio
de Vida Silvestre Cienega del Mangle, que
están ubicados en el distrito de Parita.
Ambos ecosistemas son de
importancia internacional ya que uno evidencia
las consecuencias del mal uso de los recursos
naturales y el otro cuenta con un bosque de
manglar habitado por un gran números
de especies de fauna y flora respectivamente.
Virgilio Ureña, del
Área de Gestión Integradas de
Cuencas Hidrográficas de la ANAM, mostró
las estrategias de conservación, manejo
y restauración de manglares las cuales
implican la reforestación con mangles
en ecosistemas destruidos, a través
de la recolección de propágulos
de mangles con miembros de comunidad, grupos
voluntarios, carbones y estudiantes de centros
educativos.