Un informe de Greenpeace
sobre los riesgos de la incineración
de residuos ha sido decisivo para que el municipio
granadino rechazara el proyecto - 19 mayo
2010 - España — Greenpeace aplaude
la decisión tomada por el municipio
granadino de Huéscar, que ha descargado
definitivamente el proyecto de construcción
de una planta incineradora basada en tecnología
de arco de plasma. Además, felicita
a los vecinos por apostar
por su salud y rechazar la contaminación
de su medio ambiente.
Tras tener conocimiento
de que la empresa Plasma System Group SL había
presentado un proyecto para construir una
incineradora de residuos en Huéscar
(Granada), Greenpeace elaboró y remitió
al Ayuntamiento un informe en el que se recogen
los riesgos que entrañan estas técnicas.
En los últimos meses han surgido diferentes
propuestas empresariales basadas en la quema
indiscriminada de residuos bajo denominaciones
como “arco de plasma, pirólisis o gasificación”
que pretenden esconder el término incineración
e incineradora, denostados y rechazos por
la sociedad.
Sin embargo, todas estas
técnicas tienen los mismos niveles
de contaminación que la incineración
en masa de residuos en plantas convencionales,
y mayores problemas técnicos y costes
económicos. “Felicitamos al Ayuntamiento
de Huéscar que rechaza frontalmente
la planta incineradora, esto demuestra el
compromiso municipal con la sostenibilidad
y el bien común frente al beneficio
económico de una empresa”, ha manifestado
Julio Barea, responsable de la campaña
de Contaminación de Greenpeace.
Las incineradoras son una
importante fuente de contaminación
ambiental que producen dioxinas y furanos,
metales pesados (cadmio, mercurio, plomo,
etc.), y compuestos orgánicos volátiles
(tolueno, diclorobenceno, hexaclorobenceno
y otras 186 sustancias más). A éstas
sustancias se suman partículas finas
y ultrafinas, y millones de toneladas de gases
de efecto invernadero (CO2 y NOx) emitidos
al año.
Hay alternativas a la quema
y vertido de residuos, en España unos
100 municipios han implantado ya medidas que
fomentan la reducción, la reutilización
y el reciclaje, como es el puerta a puerta
y la tasa justa, que, en algunos casos, han
alcanzado a ratios de recuperación
del 85%. La apuesta por estas políticas
permite descartar definitivamente las incineradoras,
y los vertederos tal y como están planteados
actualmente.
Los expertos no saben cómo
frenar el vertido mientras el uso masivo de
químicos agrava las consecuencias medioambientales
Greenpeace documenta la llegada de la mancha
a las costas cercanas al delta del Mississippi
y pide a Obama que ponga fin a las perforaciones
petrolíferas20 mayo 2010
España — Cuando se
cumple un mes de la explosión de la
plataforma petrolífera Deepwater Horizon,
explotada por BP en el golfo de México,
la marea negra que ha provocado y los dispersantes
químicos que se están utilizando
para luchar contra ella, suponen ya una de
las peores catástrofes medioambientales
que se han vivido en los Estados Unidos. Según
las cifras más pesimistas lanzadas
por científicos que se basan en medidas
realizadas en sobre las imágenes de
la tubería, el vertido podría
alcanzar las 10.000 toneladas diarias.
Poco después de que
se produjera el vertido, Greenpeace comenzó
a trabajar en la zona y a evaluar sus graves
consecuencias e impactos y recientemente,
expertos de la organización han comprobado
la llegada de crudo a la costa de Luisiana,
cerca del delta del río Mississippi.
En estos momentos, más allá
de la llegada de petróleo a las costas,
una de las principales preocupaciones de los
científicos es el descubrimiento de
manchas submarinas de cientos de kilómetros
cuadrados, que podrían estar provocando
el consumo del oxígeno, lo que tendría
consecuencias desastrosas para las especies
de la zona. Este efecto podría haber
sido provocado por el uso indiscriminado de
dispersantes químicos con el objetivo
de hundir la mancha, que la ha hecho menos
visible, pero no menos destructiva.
Esta gran catástrofe
pone de manifiesto que la industria petrolera
no es capaz de dar solución a los graves
problemas ambientales que su propio negocio
genera. Por esta razón, Greenpeace
ha pedido al Congreso de las Estados Unidos
que establezca una prohibición de nuevas
perforaciones en alta mar para evitar que
estas catástrofes se repitan. Además,
la organización ecologista ha exigid
a Obama una ley que reactive un cambio de
modelo hacia la energía limpia. Las
energías renovables como la eólica
y la solar, unidas a la eficiencia energética,
tienen suficiente potencial para satisfacer
todas las necesidades energéticas actuales.
“La industria petrolera
sólo quiere ganar dinero, no es capaz
ni tan siquiera de acabar en un mes con el
vertido que ellos mismos han provocado”, ha
declarado Sara del Río, responsable
de Contaminación de Greenpeace. “Sólo
hay una manera de asegurar que este tipo de
catástrofes no se vuelvan a repetir
y es cambiando de modelo energético
todas abandone la dependencia del petróleo
y sea 100% renovable”.
Por el momento no se conoce
qué costas tocará el vertido.
Una capa gruesa de crudo ha alcanzado ya las
costas de Luisiana y según las imágenes
de satélite parece que la mancha ha
alcanzado la corriente del Lazo que en unos
días podría desplazar el petróleo
a las costas de Florida e incluso de Cuba.
Otras tesis indican que a través de
la corriente de Golfo, el crudo podría
llegar hasta Europa.
Greenpeace espera que se
encuentre cuanto antes una solución
al vertido continuado de crudo para que se
pueda empezar a conocer de forma fidedigna
las consecuencias y las medidas para reducir
sus impactos. Igualmente, es imprescindible
que la industria petrolera se responsabilice
totalmente de los impactos del vertido y que
este episodio de contaminación funcione
de revulsivo a las administraciones para dar
un vuelco hacia un modelo energético
responsable con el medio ambiente y la salud
de las personas.
Por otra parte, esta mañana
un grupo de activistas de Greenpeace ha escalado
hasta el balcón de la sede central
de la empresa BP en Londres donde han colocado
una bandera en la que se podía leer
British Polluters (contaminantes británicos
en inglés) para denunciar el papel
que la multinacional en el vertido.