23 julio 2010
- Buenos Aires, Argentina — Activistas de
Greenpeace reclamaron en la sede de Duracell
en Argentina que la empresa se haga cargo
de la gestión de las 10 toneladas de
pilas y baterías recolectadas por la
Ciudad de Buenos Aires. La organización
ambientalista advirtió que las pilas
y baterías, a pesar de contener compuestos
tóxicos, son arrojadas junto con la
basura común a basurales y rellenos
y denunció que en Argentina, a diferencia
de la responsabilidad que asumen en otros
países, las empresas importadoras de
pilas y baterías se desentienden del
problema ambiental que generan los residuos
de sus productos.
Una docena de activistas
de Greenpeace reclamó hoy frente a
la sede de la compañía Procter
& Gamble, importadora de pilas Duracell
en Argentina, que la empresa se haga cargo
de la gestión de las 10 toneladas de
pilas y baterías recolectadas por la
Ciudad de Buenos Aires. Con carteles y remeras
que rezaban “Duracell contamina” y “Duracell
hacete cargo de tus pilas”, los manifestantes
de Greenpeace repartieron volantes a los empleados
de la firma con el objetivo de mostrar el
doble estándar de la empresa que gestiona
sus residuos en otras partes del mundo y no
lo hace en nuestro país.
La organización ambientalista
denunció que las pilas y baterías,
a pesar de contener compuestos tóxicos,
son arrojadas junto con la basura común
a basurales a cielo abierto y rellenos sanitarios
y que las empresas importadoras en Argentina
se desentienden del problema ambiental que
generan los residuos de los productos que
colocan en el mercado, a diferencia de la
responsabilidad que asumen en otros países.
“Es necesario que las empresas
asuman la responsabilidad en la gestión
de los residuos que generan sus pilas y baterías
una vez finalizada su vida útil, tal
como lo hacen en Europa, Estados Unidos, Canadá
y Colombia entre otros. Aquí muchas
empresas no sólo no se hacen cargo
de su basura electrónica sino que,
además, hacen todo lo posible para
desentenderse del problema”, señaló
Yanina Rullo miembro de la Campaña
contra la contaminación de Greenpeace.
Si bien las pilas y baterías
representan un porcentaje bajo del volumen
total de residuos sólidos urbanos son,
junto a los residuos de aparatos eléctricos
y electrónicos, una de las corrientes
con mayor aporte de metales pesados. Todas
las pilas contienen metales peligrosos como
cadmio, mercurio, plomo, manganeso, níquel,
zinc y litio. En países como Francia,
Canadá, Suecia o España existen
recicladores que tratan estos residuos y recuperan
sus materiales para ser utilizados nuevamente
por la industria. Hoy en día se puede
recuperar hasta un 90% de los materiales de
las baterías recargables y cerca de
un 50% de las pilas comunes, sin embargo,
en Argentina se siguen enterrando con los
residuos comunes, generando contaminación
y derroche de recursos.
Según Rullo, “el
resultado del Programa de recolección
de pilas y baterías agotadas llevada
a cabo por el Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, a través del cual se acopiaron
10 toneladas de estos desechos que hoy tienen
destino incierto, es una muestra de lo que
pasa en todo el país. Son las empresas
importadoras las que deben encargarse de darle
la mejor gestión y tratamiento a los
residuos de sus propios productos, empezando
por estas 10 toneladas”.
Greenpeace impulsa que el
principio que establece la Responsabilidad
Extendida del Productor alcance el estatus
de ley nacional de gestión de residuos
de aparatos eléctricos y electrónicos,
para que los gobiernos locales y la población
a través de sus impuestos dejen de
ser los responsables de administrar la contaminación
de los dispositivos eléctricos y electrónicos.
Desde hace dos años, la ONG viene trabajando
por una ley nacional que regule la gestión
de residuos de aparatos eléctricos
y electrónicos, entre ellos las pilas
y baterías.
“Las pilas y baterías
junto con el resto de los aparatos eléctricos
y electrónicos se encuentran hoy en
una zona gris con respecto a la legislación
vigente en materia de residuos. Por un lado
corresponden a los residuos domiciliarios
porque surgen del flujo habitual de los residuos
domésticos, pero por el otro cumplen
con los criterios de residuos peligrosos,
por sus componentes”, señaló
María Eugenia Testa, directora Política
de Greenpeace. “Es necesario que, para este
tipo de residuos, se establezca el principio
de Responsabilidad Extendida del Productor,
que amplía la responsabilidad legal
y financiera de los fabricantes e importadores
una vez finalizada la vida útil de
estos artefactos. En Argentina estas empresas
deben hacer lo mismo que hacen en otros países,
responsabilizarse por la gestión de
los residuos de sus propios productos”, concluyó
Testa.
Por otro lado, y a través
de su página web, la organización
ambientalista invita a los consumidores a
pedir a las empresas que se hagan cargo de
las pilas y baterías usadas. Hasta
hoy, en menos de un mes, más de 80
mil personas enviaron su demanda.
“Nos encaminamos al peor escenario energético”