23
julio 2010 - Buenos Aires, Argentina — Para
Greenpeace el Gobierno Nacional está
colocando al país en un escenario de
mayor dependencia de combustibles fósiles
caros y altamente contaminantes. “La anunciada
diversificación de la matriz energética
no es tal, vamos a la profundización
de lo peor que ya tenemos”.
En oportunidad de realizarse
los contratos para la construcción
de las líneas de alta tensión
hacia el extremo sur de Santa Cruz, Greenpeace
advirtió que, en oposición al
potencial energético renovable que
existe en esa zona del país, se está
impulsando un modelo de mayor dependencia
de los combustibles fósiles.
En el día de ayer
se firmó el contrato para la construcción
de la línea que unirá Pico Truncado,
en el norte de Santa Cruz, con La Esperanza,
en el sur de la provincia. El siguiente tramo
será la unión de esa estación
transformadora con la localidad de Río
Turbio, donde se está construyendo
una planta de carbón de 240 MW. “La
extensión hacia la Patagonia del Sistema
Interconectado Nacional (SIN), lejos de favorecer
la inserción a gran escala de la energía
eólica, se está haciendo para
insertar fuentes energéticas cada vez
más contaminantes y caras”.
La central de carbón
de Río Turbio cuesta el doble que los
precios internacionales de plantas de carbón
y unas cuatro veces el valor de una planta
de gas (1). “La comparación es mucho
peor cuando incorporamos el costo de poner
en marcha los yacimientos de Río Turbio
y los costos de operación de la mina.
Es claro que se trata de un negocio ruinoso
y una pésima decisión energética
y ambiental” señaló Juan Carlos
Villalonga, Director de Campañas de
Greenpeace Argentina.
Frente a la escasez estructural
de gas natural, el Gobierno Nacional está
promoviendo una mayor dependencia mediante
la importación de gas natural y de
electricidad, al mismo tiempo que se procura
acceder a recursos fósiles más
caros como es el caso de buscar petróleo
off shore, gas en yacimientos mucho más
caros y comenzar con la explotación
local e importación de carbón.
“Mientras se destinan los
principales subsidios nacionales a las combustibles
fósiles y a la energía nuclear,
las energías renovables no reciben
ningún apoyo” explicó Villalonga.
“El programa de energías renovables
promovido por el Gobierno Nacional (GENREN)
tiene un atraso gigantesco y su implementación
aún está en pañales.
Es claro que no hay ninguna prioridad en materia
de energías limpias”.
El programa de impulso de
las energías renovables del Gobierno
debería ponerse en marcha con el objetivo
de cumplir con la meta nacional del 8% de
energía eléctrica proveniente
de fuentes renovables para el año 2016.
Sin embargo, los subsidios que ya recibe la
industria del carbón son muy significativos,
tanto que YCRT (Yacimientos Carboníferos
Río Turbio) ocupa el cuarto lugar entre
las empresas del sector energético,
luego de CAMMESA (administradora del sistema
eléctrico nacional), Enarsa y Nucleoeléctrica
SA. En este caso no se contabilizan los fondos
previstos para la construcción de la
Central Térmica de Río Turbio.
Para Greenpeace, el país
se encamina cada vez más hacia la dependencia
de combustibles fósiles más
caros y que empeoran el comportamiento ambiental
de la Argentina en relación con las
emisiones de gases que afectan el clima. A
su vez, esta dependencia de recursos no renovables
e importados supone una matriz energética
vulnerable. Otra de las opciones que constituye
una fuerte apuesta del gobierno nacional es
impulsar las inversiones en energía
nuclear; considerada por la organización
ambientalista “el modo más caro de
producir electricidad, un fiasco del que parece
que nadie se quiere hacer cargo”. Para la
finalización de Atucha II se conformó
un fideicomiso de 1.480 millones de dólares,
de los cuales la ANSES aportaría la
mitad.
Notas:
(1) El valor para la CTRT
es de aproximadamente 2.800 dólares
el kW instalado, en tanto el valor internacional
de plantas de carbón oscila entre 1.300
a 1.500 dólares el kW. En plantas de
gas de ciclo combinado el kW instalado se
ubica en unos 700 dólares.
+ Más
Victoria de Greenpeace en
Nueva Zelanda: el gobierno prohibe la extracción
de carbón en parques nacionales
21 julio 2010 - Nueva zelanda
— El Gobierno neozelandés anunció
hoy un cambio radical en sus planes de realizar
actividades de extracción de carbón
en tierras de la Corona. Esta enmienda prohíbe
la actividad minera en ciertas áreas
de conservación declaradas oficiales,
como parques nacionales, reservas naturales
y humedales de importancia internacional.
Si bien el Gobierno había
propuesto, semanas atrás, la exploración
de minerales en 7000 hectáreas de este
suelo conservado, hoy acaba de declarar que
no sólo no habrá actividad minera
en los parques más importantes del
país (Parque Nacional Paparoa, Coromandel,
Isla Great Barrier) sino que no se la permitirá
en ningún parque nacional, ya sea ahora
o en el futuro.
Se introducirá un
cambio legislativo por el cual cualquier terreno
de la Corona que se convierta en un parque
nacional será automáticamente
incluido en la lista de áreas protegidas
por la enmienda y exentas de toda posibilidad
de que se realice actividad minera en ella.
Se trata de una gran victoria
para el medio ambiente y para las futuras
generaciones. Y fue posible gracias a una
de las protestas más grandes de los
últimos tiempos que realizaron los
habitantes de Nueva Zelanda en la cual participaron
más de 50.000 personas y firmaron una
avalancha de peticiones para proteger las
tierras. Esta victoria demuestra que el poder
de la gente funciona, que cuando las personas
actúan juntas, nadie puede detenerlas.
Esta decisión del
Gobierno es un ejemplo alentador del poder
popular en acción. Esta es una victoria
histórica para los neozelandeses que
se pusieron de pie para proteger los lugares
más queridos y preservados, pidiendo
una visión económica verdaderamente
sostenible para el país. Quienes valoran
el medioambiente y conocen su importancia
para la economía no desean verlo siendo
sacrificado para el beneficio empresarial
a corto plazo.
El Primer Ministro, John
Key, ahora debe llevar este giro de decisión
a una conclusión lógica y empezar
a hacer lo que el resto del mundo ya está
haciendo: invertir en una revolución
energética orientada a una tecnología
global y limpia y abandonar los combustibles
fósiles, perjudiciales para el clima.
Hoy, Nueva Zelanda ganó
una gran victoria pero aún queda trabajo
por hacer. En la actualidad hay planes para
realizar perforaciones peligrosas de petróleo
en aguas profundas y para construir nuevas
minas de carbón y lignito. Si bien
los parques nacionales ahora están
protegidos, la conservación de la tierra,
del medio ambiente marino y la reputación
verde del país siguen estando en riesgo.
Greenpeace reclama al Gobierno
neozelandés que abandone en forma permanente
todos los planes para comenzar perforaciones
petrolíferas en aguas profundas y detenga
cualquier expansión de minería
de carbón, demandando un futuro con
energías limpias.
+ Más
Greenpeace: “Es imprescindible
frenar las centrales a carbón que impulsa
el gobierno”
20 julio 2010 - Buenos Aires,
Argentina — Para Greenpeace la extensión
del Sistema Interconectado Nacional hacia
la Patagonia debe impulsar una matriz energética
más limpia. Sin embargo, las expectativas
generadas por el hallazgo de carbón
en la localidad de Laprida, Provincia de Buenos
Aires, manifiestan la decisión del
Gobierno Nacional de avanzar en la quema de
carbón para la generación eléctrica.
Greenpeace manifestó
una vez más que la extensión
del sistema interconectado nacional hacia
el extremo sur del país debe representar
una oportunidad para ingresar masivamente
energía eléctrica renovable
y limpia, como es el caso de la energía
eólica. “Extender el interconectado
para impulsar el carbón es un error
estratégico, es poner los recursos
económicos en desarrollar un modelo
energético totalmente insustentable”
señaló Juan Carlos Villalonga,
director de Campañas de la organización.
Los ambientalistas han venido
advirtiendo sobre los planes del Gobierno
Nacional de comenzar con la generación
eléctrica a gran escala en base a carbón.
“El primer paso es la Central Térmica
de Río Turbio, pero continúa
hasta alcanzar en el 2025 una potencia de
unos 3.000 a 5.000 MW; algo así como
17 plantas como la de Río Turbio”,
explicó Villalonga. “Argentina no tiene
necesidad de comprometerse con ese combustible
sucio y destructor del clima, ya que poseemos
recursos energéticos limpios, abundantes
y aún sin explotar”.
El carbón es el combustible
fósil que más contribuye al
calentamiento global y que genera mayores
problemas de contaminación en su etapa
de combustión. A pesar de ser una fuente
de energía muy usada en el mundo, es
la principal causa de las emisiones que están
deteriorando el clima. “Si queremos mantener
el cambio climático dentro de un rango
de temperaturas globales que evite una catástrofe,
debemos abandonar el carbón de manera
urgente”, indicaron desde la organización
ambientalista.
El pasado mes de junio la
empresa Pan American Energy anunció
que había hallado un manto carbonífero
en la localidad bonaerense de Laprida. Tanto
las primeras reacciones de las autoridades
locales como provinciales han sido de gran
expectativa ya que desde el gobierno nacional
se están impulsando proyectos de centrales
térmicas a carbón. “El plan
energético del ministro de Planificación
Federal, Julio De Vido, contempla la construcción
de una primera planta en Río Turbio
de 240MW y una próxima de 800 MW”,
explicó Villalonga.
Luego de este anuncio del
hallazgo de carbón mineral en la localidad
bonaerense, Greenpeace enfatizó la
necesidad de abandonar todo plan energético
basado en la quema de carbón mineral.
“Ese plan comienza con la Central de Río
Turbio y continúa con una planta mucho
mayor dentro de tres años. El plan
energético del gobierno debe ser modificado
radicalmente”, señalaron desde la organización
ambientalista.
En materia de energías
limpias y renovables, Greenpeace reiteró
su insistencia en la necesidad de dar un fuerte
impulso a la energía eólica
y recomendó impulsar un primer paso
que signifique completar 500 MW de potencia
para fines de 2011. “Ese primer paso nos pondrá
en la senda para alcanzar el objetivo del
8% de electricidad de origen renovable en
el 2016 que se debe cumplir por ley y comenzar
a aprovechar la energía eólica
a gran escala” explicó Villalonga.
Greenpeace demanda un desarrollo eólico
de 500 MW para el próximo año,
alcanzar 3.000 MW en el 2015 y 8.000 MW en
el 2020.
El programa de impulso de
las energías renovables del Gobierno
(GENREN) que tiene por objetivo el cumplimiento
de la meta nacional del 8% renovable para
el 2016, aún no se ha puesto en marcha.
Sin embargo, los subsidios que ya recibe la
industria del carbón son muy importantes,
tanto que YCRT (Yacimientos Carboníferos
Río Turbio) ocupa el cuarto lugar entre
las empresas del sector energético
luego de CAMMESA (administradora del sistema
eléctrico nacional), Enarsa y Nucleoeléctrica
SA. En este caso no se tienen en cuenta los
fondos previstos para la construcción
de la planta de Río Turbio.
“Mientras el dinero del
Estado se sigue dirigiendo hacia los recursos
energéticos fósiles y nucleares,
no existe nada relevante en materia de renovables”,
agregó el vocero de Greenpeace. “Con
la energía eólica se realizan
frecuentes anuncios que atraen la atención
de los medios, pero lo cierto es que los subsidios
económicos se siguen destinando a las
energías sucias”, concluyó.