octubre 27, 2010
Estamos a un mes de que inicie la décimo
sexta conferencia de Naciones Unidas sobre
cambio climático (COP 16) en Cancún,
Quintana Roo; esta cumbre es una oportunidad
para que los gobiernos
del mundo establezcan los cimientos del régimen
climático post 2012 y así evitar
el círculo vicioso de que nada se acuerda
hasta que todo se acuerde, que paralizó
la cumbre del clima en Copenhague en 2009.
Para no repetir en Cancún
la historia de hace un año -como tragedia
o como farsa-, deben lograrse progresos significativos
en áreas claves como: deforestación,
metas ambiciosas de reducción de emisiones
de gases de efecto invernadero (GEI) y financiación
de las acciones de mitigación y adaptación
al cambio climático; sólo así
será posible alcanzar un acuerdo global
que salve el clima con la urgencia que se
requiere.
En Cancún se trata
de elegir: los gobiernos deben optar entre
enfrentar más climas extremos, como
los que hemos experimentado este año
en México, Rusia o Paquistán,
dejando que sus decisiones o su inacción
nos lleven a un aumento de temperatura de
3 grados centígrados o más;
o adoptar una serie de reglas y acciones que
pongan al mundo en el sendero de una sociedad
baja en carbono, segura, limpia y renovable.
La reunión el año
pasado en Copenhague dejó una estela
de fracaso que hoy obliga a los países
del mundo a reconstruir la cooperación
internacional en materia climática
y decidir qué futuro quieren para el
mundo. Si bien las expectativas de lograr
un acuerdo global justo, ambicioso y obligatorio
son menores a las que había en 2009,
Cancún debe resultar en avances concretos
que hagan realidad dicho acuerdo lo más
rápido posible. Para que el fracaso
no se repita dichos cimientos deben incluir
(no necesariamente limitarse a):
•una decisión sobre
la meta a alcanzar en materia del aumento
de la temperatura global a largo plazo, que
considere estabilizarlo los más abajo
posible de los 2ºC, a revisarse en 2015
y que reconozca que un aumento de 1.5ºC
podría traducirse en daños irreparables
y de gran magnitud.
•el reconocimiento formal de que las reducciones
prometidas el año pasado en Copenhague
no son suficientes para detener al cambio
climático (existe una brecha de las
gigatoneladas que se promete reducir y las
que los países están dispuestos
a lograr) (ver tabla), como tampoco lo son
las políticas energéticas predominantes.
•el establecimiento de un nuevo fondo financiero
para el clima dentro de la Convención
Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático
y el diseño del proceso para que en
la COP-17 se vuelva realmente operativo.
•el reconocimiento de la necesidad de contar
con fuentes de financiamiento innovadoras
y de largo plazo (independiente de los presupuestos
nacionales) para sufragar los costos de la
mitigación y la adaptación.
•el establecimiento de un marco que proteja
a los bosques y selvas de la deforestación
e incluya salvaguardas básicas que
beneficien y respeten los derechos de las
comunidades indígenas y locales así
como la biodiversidad.
+ Más
La superficie de maíz
transgénico desciende en España
por segundo año consecutivo
Agricultores, ecologistas
y consumidores solicitan a la nueva ministra
un cambio radical en la política del
Gobierno sobre transgénicos28 octubre
2010
España — La superficie cultivada con
maíz modificado genéticamente
en España ha descendido en 2010 por
segundo año consecutivo. Según
asegura el Ministerio de Medio Ambiente, Medio
Rural y Marino (MARM) se habrían cultivado
67.726 hectáreas, lo que supone un
descenso del 11% respecto a 2009. El cultivo
de este maíz transgénico, que
está prohibido en diez países
de la Unión Europea, ha provocado ya
graves impactos en nuestro país.
Amigos de la Tierra, CECU,
COAG, Ecologistas en Acción y Greenpeace
solicitan a la nueva ministra un cambio radical
en la política del Gobierno, apostando
por la aplicación del principio de
precaución, prohibiendo el cultivo
de maíz transgénico en España.
Por segundo año consecutivo se registra
un descenso de la superficie cultivada con
maíz transgénico, según
los datos publicados por el MARM [1]. Estos
datos muestran un creciente rechazo hacia
este tipo de agricultura, siendo la disminución
especialmente acusada en las regiones donde
este cultivo está mas extendido, como
Aragón o Cataluña. El descenso
en la superficie, y el estancamiento del porcentaje
de maíz transgénico respecto
al maíz total cultivado en España,
coincide con el incremento de la oposición
social a la presencia de transgénicos
en agricultura y alimentación y a las
cada vez más contundentes evidencias
sobre sus impactos.
Sin embargo, hay que lamentar
que estos datos ofrecidos por el Gobierno
son los que le proporciona la industria, al
no existir en España un registro de
parcelas que cultivan maíz transgénico
como exige la reglamentación europea,
una muestra más de la absoluta falta
de transparencia y control sobre este tema
por parte del MARM. La situación llega
a límites tan absurdos que en la web
del MARM se pueden encontrar dos cifras totalmente
distintas de superficie de maíz transgénico
en 2010, en función si el cálculo
se hace por comunidades autónomas o
por provincias [2].
España es el único
país de la Unión Europea que
cultiva transgénicos a gran escala,
mientras que países como Austria, Alemania,
Italia, Bulgaria, Grecia, Hungría,
Luxemburgo, Polonia o Francia han optado por
prohibir su cultivo basándose en evidencias
científicas sobre sus impactos ambientales,
la imposibilidad de evitar la contaminación
genética de otros cultivos y sus incertidumbres
sobre la salud.
En España, el cultivo
de este maíz ha supuesto graves impactos
y daños sobre la agricultura convencional
y la ecológica, como la práctica
desaparición del cultivo de maíz
ecológico en las zonas donde se ha
extendido el cultivo de transgénicos;
la pérdida del mercado de gluten de
maíz convencional; la práctica
imposibilidad de producción de piensos
ecológicos; el incremento de costes
de producción a los agricultores y
ganaderos que no quieren utilizar transgénicos;
la contaminación de las semillas convencionales
o la contaminación generalizada de
alimentos a la venta sin que se informe de
ello al consumidor [3].
El cultivo de este maíz
transgénico por un número muy
reducido de personas está generando
costes inasumibles para el conjunto de la
agricultura, la industria alimentaria, los
derechos de los consumidores, el medio ambiente
y la salud pública. Por todo ello,
y tras la pésima gestión de
Elena Espinosa en esta materia, Amigos de
la Tierra, CECU, COAG, Ecologistas en Acción
y Greenpeace solicitan a la nueva ministra
un cambio radical en la política del
Gobierno, apostando por la aplicación
del principio de precaución y prohibiendo
el cultivo de maíz transgénico
en España.
Notas:
[1] http://www.mapa.es/agricultura/pags/semillas/estadisticas/serie_maizgm98_06.pdf
[2] El MARM ofrece desde
el año pasado, además del ya
habitual cuadro por Comunidades Autónomas,
un desglose de la superficie cultivada con
maíz transgénico por provincias.
La diferencia entre las dos tablas es en 2010
de más de 9.000 hectáreas.
[3] Información detallada y documentada
de estos y otros impactos socioeconómicos
en el documento:
Amigos de la Tierra, Confederación
de Consumidores y Usuarios (CECU), Coordinadora
de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos
(COAG), Ecologistas en Acción y Greenpeace,
2010. Implicaciones socioeconómicas
de la introducción de transgénicos
en el mercado para su cultivo. Documento de
análisis.