Publicado el
11 febrero 2014 | •
SEO/BirdLife, WWF, Ecologistas en Acción,
SECEM, ASCEL, ANPA y ACENVA recuerdan que
en un manifiesto firmado por 144 representantes
de la Comunidad Científica, pertenecientes
a diferentes instituciones y universidades,
se rechaza el uso del rodenticida bromadiolona
contra las poblaciones de topillo campesino.
• Además,
el MAGRAMA y la Consejera de Agricultura de
Castilla y León han recibido un informe
firmado por ONG conservacionistas y la Real
Federación Española de Caza
con evidencias científicas que cuestionan
la necesidad del uso de veneno y con soluciones
alternativas.
• El informe
denuncia que la Consejería está
utilizando un método de muestreo que
sobreestima la población de topillos
entre 10 y 20 veces más y que las densidades
actuales no permiten hablar de plaga.
Ante la reunión
del comité, cuya composición
y contenido curricular es desconocido y que
asesora a la Consejería de Agricultura
de Castilla y León en la gestión
de las poblaciones de topillo campesino, SEO/BirdLife,
WWF, Ecologistas en Acción, SECEM,
ASCEL, ANPA y ACENVA insisten en que el uso
de veneno es un método rechazado por
la comunidad científica. Las organizaciones
confían en que finalmente no se repartan
las 144 toneladas de cereal tratado con el
plaguicida bromadiolona que ha comprado la
Junta de Castilla y León.
Así,
la comunidad científica ha solicitado
a través de un manifiesto paralizar
la distribución y aplicación
del veneno bromadiolona, puesto que el principio
activo presenta un gran riesgo para la fauna,
y el cebo empleado (grano de cereal) amplifica
los daños sobre especies a las que
no va dirigido, entre las que se encuentran
numerosas aves granívoras protegidas.
Añade
el manifiesto que las intoxicaciones secundarias
de fauna salvaje que se producen con la aplicación
masiva de este tipo de rodenticidas están
ampliamente documentadas en el mundo científico
y que, en el caso de la bromadiolona, la mortalidad
de los depredadores por consumo repetido de
presas envenenadas se incrementa de forma
exponencial.
Firmado por
más de 100 representantes de la comunidad
científica de instituciones como el
CSIC, el IREC o diferentes universidades,
el manifiesto insiste en que para proteger
las explotaciones agrícolas y minimizar
daños sobre la fauna hay técnicas
alternativas no químicas como indican,
diversos estudios científicos de varios
países. Algunas de estas medidas son
la destrucción mecánica de madrigueras
y túneles, la siega de la cubierta
vegetal, favorecer la acción depredatoria
de las aves rapaces o practicar la inundación
temporal de los túneles en alfalfas.
Informe al
MAGRAMA y la Consejería de Agricultura
Además de estas evidencias, ONG conservacionistas
y la Real Federación Española
de Caza (RFEC) han enviado al Ministerio de
Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente
y a la Consejería de Agricultura de
Castilla y León un informe que reúne
toda la información científico-técnica
disponible sobre las plagas de topillo campesino
en esa comunidad autónoma y los efectos
del veneno en su control. Este informe señala
que es necesario evitar el error de años
anteriores y detener el tratamiento químico
con veneno dado los altos daños ambientales
y riesgos sanitarios de los rodenticidas.
El informe
señala que en la comunidad científica
internacional ya es bien conocido el daño
ambiental que causaron a la fauna de medios
agrarios de Castilla y León las campañas
de envenenamiento masivo con rodenticidas
anticoagulantes para controlar la plaga de
topillo campesino desarrolladas entre 2007
y 2008 y 2012.
Especies afectadas
En el informe destacan distintos indicadores,
de la gravedad del uso de veneno, entre ellos
la dramática disminución de
poblaciones como el milano real, rapaz en
peligro de extinción y eficaz cazadora
de topillos; la disminución de zorros
o la de liebres, que no han recuperado sus
poblaciones desde los primeros tratamientos
en 2007, afectando al sector cinegético.
El caso de la liebre ya había ocurrido
en países como Alemania a partir de
tratamientos con bromadiolona , por lo que
se ha prohibido su uso en este país.
Además,
los tóxicos afectaron a otras muchas
aves en Castilla y León, como la ganga
ibérica, en franco peligro de extinción
en la región.
Método
de muestro no real
Por otra parte, los autores del informe señalan
que el método de muestreo que está
utilizando la Junta de Catsilla y León
sobreestima la población de topillos
entre 10 y 20 veces más. Lo único
públicamente conocido sobre los métodos
de monitorización de topillos usados
es que uno de ellos ha sido recomendado por
el MAGRAMA y es del año 2009,, después
de su uso durante la plaga de 2007. Se ha
comprobado que este índice puede sobrestimar
entre 10 y 20 veces más la densidad
real, evaluada mediante los procedimientos
científicos más aceptados, lo
que podría ser un factor que permita
explicar porque se está tendiendo a
aplicar tratamientos en momentos en que ya
no es necesario, como ha sido el final de
los inviernos de 1997-1998, 2007-2008 o 2011-2012
).
En el informe,
dirigido a las administraciones estatal y
autonómica se aportan soluciones alternativas,
muchas de ellas señaladas anteriormente
y se exige el cumplimiento de la normativa
estatal sobre uso sostenible de fitosanitarios
(Real Decreto 1311/2012 y Plan de Acción
Nacional para el Uso Sostenible de Productos
Fitosanitarios) y control de plagas de topillos
(Real Decreto 409/2008).
SEO/BirdLife,
WWF, Ecologistas en Acción, SECEM ASCEL,
ANPA y ACENVA solicitan a la Consejería
de Agricultura de Castilla y León la
no distribución de rodenticidas para
el control del topillo campesino. En caso
de realizarse las ONG adoptaran las medidas
legales necesarias para impedirlo.
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